A raíz de los diez años de su papado, el papa Francisco recibió en el Vaticano a Gustavo Sylvestre, periodista de C5N y habló de los abusos en la Iglesia, la guerra en Ucrania, la política en Argentina, el avance de la ultraderecha y el odio en la sociedad entre otros temas.
Jorge Bergoglio recordó cómo fue ese 13 de marzo de 2013, cuando fue elegido para suceder a Benedicto XVI, tras su renuncia. “Yo tenía votos, pero otros tenían más. No pesaba eso. Me fui ese mismo día después de la segunda votación de la mañana y no me di cuenta”, relató el Sumo Pontífice y luego agregó: “Tomé el ascensor y en el cuarto piso sube el cardenal Blázquez y me preguntó: ‘¿Ya preparaste el discurso que tenés que decir en el balcón?’ No entendí nada”.
Bergoglio fue elegido el 13 de marzo de 2013, en el quinto escrutinio del segundo día de un cónclave en el que participaron 115 cardenales.
“En la primera votación me di cuenta que ya faltaban pocos votos, se me acercó el cardenal Cláudio Hummes y me dijo: ‘No te asustes, así obra el Espíritu Santo’. Cuando me eligieron en la segunda votación y ya tenía los dos tercios, vino, me dio un abrazo y me dijo: ‘No te olvides de los pobres’. De ahí el nombre Francisco. La decisión fue en el momento”, recordó.
“Nuestro internismo es dañoso”
Al ser consultado acerca de sus dichos en la Audiencia General del 15 de marzo, cuando agradeció que líderes políticos del oficialismo y la oposición de Argentina se hubiesen unido para firmar una carta de saludo y, además, los exhortó a unirse siempre para hablar, discutir y llevar la Patria adelante. Francisco manifestó que a todos les encantan las internas de otros, sin embargo “nuestro internismo es dañoso, es más fuerte que las pertenencias, destruye la filiación política. Se hacen diversos partidos que no tienen fuerza política de convocatoria”, aseveró.
Además, el Papa subrayó que “la política es el arte de presentar un proyecto y convencer al otro” y destacó la necesidad de tener “políticos de raza” y lamentó que a veces se va perdiendo lo que es esa raza política, que es un servicio y no una fracción electoralista. Puntualizó que llegan a dar vergüenza los líderes que ya han tenido cuatro “divorcios políticos” y que se presentan como “salvadores de la Patria”.
“Hay identidades que las tienes o no las tienes” aseveró y aclaró que la pertenencia política o religiosa no es un vestido, un traje o un zapato que se cambia de un día para el otro, sino “es una pasión” e invitó a cada uno a cuestionarse cuál es la historia política de cada persona, la identidad, la pertenencia.
En cuanto al avance de la ultraderecha en diversos países, Francisco reconoció su preocupación por este fenómeno y sostuvo que “la ultraderecha se recompone, es curioso, se recompone siempre, es centrípeta, no es centrífuga, no crea hacia afuera posibilidades de reforma”. Y al ser consultado acerca de cuál podría ser el antídoto dijo: “Justicia social, no hay otra. Si quieres discutir con un político, pensador de ultraderecha, habla de justicia social, habla en horizontal”.
Una justicia que no es justa
En relación con el lawfare, el Santo Padre consideró que la manipulación “empieza a través de los medios de comunicación, que descalifican y meten sospecha de un delito. Se hacen esos sumarios grandísimos, y para condenar basta el volumen de ese sumario, aunque no se encuentra el delito”.
El Pontífice aludió concretamente a los casos que en Brasil afectaron a los presidentes Luiz Inácio “Lula” da Silva y Dilma Rousseff. Lula da Silva, tras su segundo mandato presidencial, estuvo 19 meses en la cárcel acusado de corrupción, mismos cargos que el Congreso Nacional usó para destituir a Rousseff en 2016, a quien el Papa calificó de “mujer de manos limpias, excelente mujer”. En ambos casos, explicó Francisco, no lograron acreditarles delitos. Por eso consideró que “hay que alzar la voz”, “hay que decir acá hay una irregularidad” y “los políticos tienen esa misión de desenmascarar una justicia que no es justa”.
“El peor drama es el negocio de las armas”
“La paz es una utopía por la cual debemos luchar”, reflexionó Francisco al hablar de la guerra entre Rusia y Ucrania, y agregó que “la guerra es un drama. Nos destruye”.
“Veo los partes de guerra en el frente ucraniano, pero Yemen está hace 10 años, Siria hace 13 años… el peor drama es el negocio de las armas”, señaló Bergoglio.
En esa línea, continuó: “Hay principios claros sobre la guerra, cuando un imperio se siente débil, necesita hacer una guerra; cuando un imperio se siente débil porque hay algo que lo mueve, entran al comercio de la venta de armas y de probar armas nuevas. Los ucranianos denunciaron drones que venían de Irán, probablemente estaban probando armas nuevas. El negocio de las armas está al orden del día”.
“La Iglesia es casa de todos”
Sobre las personas homosexuales y los divorciados vueltos a casar, Francisco reiteró que la comunidad eclesial no puede dividirse en sectores, sino que todos son hijos de la Iglesia y todos deben ser acompañados en su camino.
Preguntado por el celibato de los sacerdotes, el Santo Padre repitió que esto no es un dogma, sino una disciplina que se puede cambiar o no, y recordó que ya hay sacerdotes casados en las Iglesias católicas orientales.
El Papa hizo hincapié en el combate contra los abusos que está llevando a cabo la Iglesia, remarcando que continúa el compromiso que a este respecto asumió su predecesor, Benedicto XVI.
También recordó que hay que luchar por la paz, porque la guerra es un drama y nos destruye. Puntualizó que cuando un imperio se siente débil necesita hacer la guerra y comerciar con armas. A su vez, alertó que, si no se produjeran armas en un solo año, se acabaría el hambre en el mundo.
Fuente: Medios Digitales