En todo el país, tanto en universidades públicas como privadas, analizan cuáles son los requerimientos del mercado laboral actual y cuál es la situación de los estudiantes. En ello, notaron que muchas carreras tienen una extensión importante y que los alumnos no las finalizan en el tiempo establecido en planes de estudio. Es así que buscarán soluciones, como otorgar títulos intermedios y acortar carreras.
El debate actual
En comunicación con Radio República, la rectora de la Universidad Nacional de Misiones (UNaM), Alicia Bohren, relató: “Se está trabajando no solamente en el acortamiento de las carreras, sino de dar esta mayor flexibilidad y movilidad, además de trabajar en un sistema de créditos ahora que está la virtualidad instalada, junto con otras universidades”.
Para ello, “se está haciendo un análisis para las carreras dentro del artículo 42 (Ley de Educación Superior) para establecer no solo un mínimo, sino también un máximo en cuanto a la carga horaria para las carreras de grado”.
En la actualidad, explicó que “tenemos un piso de horas para las carreras de grado de 2.600 horas, pero en el escenario hay carreras que tienen hasta 4.500 horas para el título de grado”.
En el debate actual, Bohren contó: “Hay un proyecto de un acuerdo que hicimos en un plenario de rectores y rectoras en diciembre de 2019 en la Universidad Nacional de San Martín, donde uno de los puntos está en trabajar estas carreras del artículo 42, para establecer que no se expandan mucho del mínimo establecido”.
Buscar alternativas
Entre las posibles soluciones, la rectora de la UNaM explicó: “Estamos trabajando para que todas las carreras tengan una titulación intermedia, este es el desafío también planteado en trabajar en salidas intermedias”.
En la conformación del plan de estudio, puede suceder que “se sobrecarga de contenido, que por ahí tienen que ir en una especialización, en un posgrado”, compartió. Con los estudiantes, evidencian que en una carrera “planificada para cuatro o cinco años las concluyen en siete a diez años”, agregó. En esta distribución de contenidos, señaló que “se piensa que el alumno va a poder hacer todo esto en el tiempo previsto y no es así, no son la mayoría, sino la minoría”.
En la vida universitaria, “hay alumnos que terminan en el tiempo real de la carrera y otros que les lleva más tiempo”, relató. Sin embargo, resaltó que “los procesos de aprendizaje no son los mismos para todas las personas”.
A esto se suma que “muchos de nuestros estudiantes van avanzando en las carreras, pero se casan o tienen que asumir responsabilidades o situaciones y por ahí dejan la universidad”.
La implicancia social
No obstante, algunas carreras no pueden modificarse tan fácilmente. Regidos por el artículo 43 de la Ley de Educación Superior, la CONEAU establece que, por su implicancia en lo social, carreras como Medicina, Enfermería, Contador Público, profesorados y Arquitectura “tiene que pasar por un proceso de acreditación y tenemos que demostrar que podemos cumplir con los estándares fijados a nivel internacional”, recordó el vicerrector de la UNaM, Sergio Katogui, en diálogo con FM 89.3 Santa María de las Misiones, la radio de PRIMERA EDICIÓN.
Acerca del debate por tener carreras más cortas o modificar planes de estudio, respondió que “no podemos cambiarla en base a nuestra voluntad nada más”. Actualmente en la educación argentina, indicó que “el problema de la duración de las carreras es un debate que se está dando en el sistema universitario nacional”.
Para el dictado de los contenidos, expresó que “tenemos cuestiones que son propias de las carreras, con programas de contenidos de la asignatura que pueden superar los estándares a los que hizo referencia”.
Esto puede provocar “una dificultad en el avance de las carreras el hecho de que, para cumplir con todos esos contenidos, posiblemente la carga horaria sea mayor a lo que el estudiante pueda afrontar”.
Por la implicancia de las profesiones que ejercerán los graduados, “en estos debates obviamente siempre debe haber un balance entre lo que se considera duración excesiva y lo que va a significar el ejercicio de la profesión”, añadió el vicerrector.
Katogui remarcó: “Siempre hacemos seguimiento y controlamos la eficiencia de nuestro proceso de formación. En ese sentido, tenemos registrados estudiantes que sí pueden cumplir la carrera en el plazo establecido y otros que no. Eso hace que, en la estadística, el promedio de la duración de la carrera sea mayor que el fijado”.
En cuanto a por qué nace este tipo de discusión en las universidades nacionales, afirmó que “podemos partir del hecho de que nuestras carreras no tienen limitaciones para el ingreso, fijada por una ley que establece el derecho de una persona a acceder a la educación superior”.
Por este motivo, “en la materia de los primeros años siempre se habla de la masividad, porque la mayoría de las de las carreras inician con un número de inscriptos bastante grande, eso dificulta el proceso de enseñanza y de aprendizaje”.
Entre las causas de los alumnos que no terminan a tiempo, indicó que “algunas son atribuibles a la formación previa, otras a cuestiones propias de los alumnos y otras cuestiones propias del cuerpo docente y de infraestructuras”.
Se mantiene el número de ingresantes
Aunque el ciclo lectivo 2023 comienza en la mayoría de las facultades de la UNaM en las siguientes semanas, en otras ya inició la cursada, con una cantidad importante de estudiantes.
Al respecto, el vicerrector Sergio Katogui explicó: “En la mayoría de las unidades académicas ya finalizó el proceso de preinscripción y en algunas de las facultades las clases ya se iniciaron, tanto primer año como las carreras como las asignaturas del ciclo superior”. En tanto que otras facultades “están iniciando en abril”.
Sobre los alumnos de la Universidad Nacional de Misiones, aclaró que aún no tienen un total de ingresantes de este año porque “no cerró el proceso de preinscripción. Por lo tanto, no podemos precisar todavía una cantidad”. En materia de inscriptos para iniciar las clases, contó que “estamos en el orden de los 7.900 estudiantes nuevos en la Universidad”.
En comparación con el 2022, el vicerrector negó que bajara la cantidad de alumnos y aseguró que “estamos en el mismo nivel de ingreso. En la cantidad de personas que se han inscripto no tenemos una caída, una cantidad global dentro de la universidad”.
En cuanto a la situación de las unidades académicas, señaló que “hay variaciones en cuanto a la cantidad de inscritos en algunas carreras”. En este sentido, indicó: “Algunas carreras que históricamente no tenían una gran cantidad de inscriptos por ahí registran ahora un número y otras han tenido alguna disminución”.
Las variaciones en la cantidad de inscriptos “puede responder a intereses cambiantes de los jóvenes que quieren iniciar sus estudios”, analizó. Con más de 60 carreras, algunas son las tradicionales ya en la universidad y tienen una gran demanda. Sin embargo, este año se sumaron nuevas opciones: “una es la carrera de Técnico en Gestión Pública que inició la facultad de Ciencias Económicas que registra más de 680 inscriptos y la otra es la carrera de Arquitectura en la Facultad de Arte y Diseño en Oberá que registra más de 400 inscriptos”.