Si bien la ley ampara el derecho a una educación inclusiva de las personas con discapacidad, a la hora de concretarse, muchos padres se encuentran con trabas de parte de las escuelas, que dan distintos argumentos para evitar integrar a estos niños.
Ese es el caso que denunció Sandra Delgado, presidenta de la Fundación Familia Rett y madre de Luciana, quien padece dicho síndrome. Ayer, se descargó a través de sus redes sociales acerca de la dificultad que está atravesando para conseguir una escuelas para su hija. “No tenemos accesibilidad en las escuelas, tenemos que pasar miles de malos momentos“, lamentó.
En el video, contó que había recorrido muchas escuelas y en todas encontró distintas excusas para no inscribir a su hija. “Aluden desde las escuelas que no hay vacantes, que no hay gabinete psicopedagógico, que la psicopedagoga viene una vez por semana y está una hora y media o dos para muchos chicos“, comentó a FM 89.3 Santa María de las Misiones.
En ese sentido, Sandra apuntó que para el sistema de educación “decir integración escolar es mala palabra“. Y es que en muchas ocasiones pareciera que las instituciones emplean mecanismos por los cuales se pretende evitar a los niños con discapacidad, en lugar de procurar su inclusión.
Lo mismo ocurre con el proceso de acompañamiento. En estos casos, los jóvenes necesitan de un seguimiento especial por parte de un equipo interdisciplinario, el cual debe adaptar la carga horaria y los contenidos en función de las necesidades del alumnos, pero en muchas ocasiones “la escuela o el gabinete psicopedagógico te reducen las horas, contradiciéndose con lo que dice el equipo interdisciplinario, incluso a la maestra integradora que le acompaña y sabe el potencial de ese alumno, es un tira y afloje constante“.
“Muchas veces le dicen a los padres que no venga más tres horas, o que venga una hora cada tres días, casi como si se tratase de una molestia“, agregó.
Y es que más allá de que la ley intima a las instituciones a recibir a los chicos con discapacidades, lo que los padres realmente buscan es que sus hijos sean recibidos con los brazos abiertos, y no por obligación. “Lo ideal para cualquier ser humano es llegar a un lugar y sentirse contenido de distintas maneras, y más nosotros, porque conllevamos una situación emocional que nos duele tres veces más“.
De hecho, Sandra señaló que encontró esa comprensión en la Escuela Ribera del Paraná, donde Luciana terminó la primaria. “Nos recibieron muy bien y con respeto. Cuando les comentamos la situación de Luciana ellos nos dijeron que no sabían casi nada de lo que tiene que ver con integración escolar, pero que nos iban a ayudar. Esa fue la palabra mágica, que nos dio un sinfín de oportunidades dentro de la escuela primaria“, destacó.
“Así Luciana pudo terminar su 7º grado el año pasado, acompañada por su integradora, fue a su viaje de egresados, hubo un gran compromiso y respeto“, continuó.
Lamentablemente, dicha institución no cuenta con nivel secundario, por lo que Sandra inició nuevamente la odisea de conseguir una escuela para su pequeña.