En un momento en el que todos quieren ser terapeutas o sanadores de otros yo te propongo que tengas el coraje primero de sanarte a vos mismo.
Nadie da lo que no tiene.
Nadie puede sanar u orientar a otro si primero no ha encontrado la brújula de su propio destino.
Nadie puede aplicar sus dones hacia otro si primero no ha encontrado coherencia en su vida.
Está de moda ser terapeuta, consultor, sanador, canalizador y tantas cosas más, pero yo te pregunto: ¿Te miraste? ¿Miraste tu vida, tu sistema, tu entorno, tu interno?
Vivir y habitar en el presente siendo cocreador del propio destino, habitarse y encontrarse siendo impecable en actos y pensamientos. Ser equilibrado y ecuánime en el adentro tanto como en el afuera crea a tu alrededor un ambiente de paz verdadero.
Esa paz que se alcanza cuando uno está en armonía consigo mismo.
Esa paz que hace que las mariposas lleguen a tu jardín, que los niños te sonrían aunque no te conozcan, que los animales se te acerquen porque perciben tu inofensividad.
Ser armonioso, inofensivo y vivir en paz se logra cuando puedes vivir en el presente.
Estar en el presente sin miedo, sin intención y con amor, siendo capaz de soportar los opuestos de la realidad, integrándola dentro porque ya no hay nada ni nadie que modifique tu interno. Porque has encontrado la fuente de la unicidad de la vida dentro.
Estar acompañado con la presencia sin sentir soledad significa que puedes estar presente en esencia y ese es el preciso momento en el cual, sin importar la profesión que tengas, el sanador interno, ese que todos tenemos, comenzará a operar en ti tanto adentro como afuera porque es la “Presencia” que estará como una fuente universal de vida y amor emanado a través tuyo. No solo en un consultorio, en la calle, en la cola del supermercado, estacionando el auto, en las contrariedades de lo cotidiano y entonces serás un referente digno, ya que todos somos sanadores.
Todos tenemos y podemos alcanzar la presencia de vida que en definitiva es lo único que sana.
Todos somos sanadores. Sanador es aquel que se conquista, se transforma y despierta su conciencia de unidad.
Nadie puede darte un curso o diploma, una técnica y decirte que eres sanador o terapeuta.
Todos tenemos la capacidad de sanarnos y transformarnos a nosotros mismos.
Luego de haber aplicado las técnicas o herramientas en nosotros mismos, solo a través de la Presencia de “estar presente en esencia” podremos, a través de la mirada de amor ternura y compasión, estar presentes y disponibles para los demás, porque primero lo hemos estado para nosotros mismos y vemos en el otro lo propio.
Aquellos fuegos que pudimos atravesar y nos han transformado para seguir viviendo desde el amor y la inofensividad son los fuegos de la transformación que se convierten en luz.
Todos somos Uno. Aquel que se transformó tiene la luz es su mirada, esa luz que da la comprensión del camino recorrido.