Estudios enfocados en la personalidad de los perros y su familia humana, y en sus niveles de cortisol (la hormona liberada en el organismo ante un estímulo estresante) concluyen que el estrés en los humanos afecta directamente a sus animales de compañía.
El perro es un animal social que comparte una relación inter específica muy estrecha con los humanos.
El contagio emocional y el reflejo de estados de ánimo es un fenómeno que sucede con más frecuencia de la que podemos percibir. Perros y humanos pasan gran parte del tiempo juntos, por eso, la exposición a factores estresantes se comparte y, de ese modo, afecta a todos los individuos por igual.
El perro, como animal de compañía, y el humano desarrollan vínculos muy estrechos. Tal es así que un perro es capaz de detectar ataques de epilepsia o distinguir la voz de su guía en medio de un tumulto.
Es por ello que hay investigaciones que concluyen que el estrés a largo plazo en los humanos impacta directamente en sus perros, e incluso, con mayores niveles de intensidad.
Hay un dicho muy popular que dice “No hay perro que no se parezca al dueño” y parece que la ciencia lo avala ya que los investigadores hallaron que ciertos rasgos de la personalidad de los humanos como la tendencia a experimentar emociones negativas como tristeza o ansiedad, así como los cambios de humor, sí se relacionan con un aumento en los niveles de cortisol de los perros.