Con más de dos décadas desde su apertura en Misiones, el Centro de rescate, rehabilitación y recría de fauna silvestre Güirá Oga creció y se consolidó como un espacio de referencia regional y nacional para la protección de los animales. Actualmente, no para de recibir llamados para el rescate de especies exóticas chocadas en las rutas o viviendo como mascotas en áreas urbanas de la provincia.
La demanda de atención es tan alta, que sólo en dos meses superaron la cantidad de casos atendidos en 2022. Apuntan a un exceso de velocidad en las rutas, lo cual provoca que el 80% de los animales atropellados terminen muriendo.
Un incremento importante
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, el creador y director del Güirá Oga, Jorge Anfuso, explicó que “hemos tenido un aumento importante de animales atropellados en la región” y de la misma forma registraron “tenencia de animales por parte de vecinos”.
Detalló que en este centro “en estos meses recibimos la misma cantidad de animales que en un año, arriba de 500 en lo que va del año”. En comparación con 2022, “esa misma cifra se registró a lo largo de casi todo el año”, agregó.
A pesar de contar con 25 espacios de resguardo, agregó que “estamos usando recintos que no están aptos para albergar un animal para colocar aquellos que no son potencialmente peligrosos, como aves”. Debido a la llegada permanente de animales atropellados, indicó que “estamos construyendo nuevos recintos”.
Con respecto a la fauna silvestre que recibe atención médica y que luego intentan liberar en su hábitat, precisó que “en principio tenemos felinos, desde ocelotes a pumas, después osos hormigueros y una importante fauna, tales como comadrejas y en esta época se ven muchos lagartos atropellados”. Entre las especies, “algunas se encuentran en situación de vulnerabilidad o en peligro”, añadió.
En este contexto, señaló que “debemos redoblar esfuerzos, estar permanentemente en la ruta haciendo rescates. Eso hace que nos distraigamos del proyecto original para remediar este problema”.
Anfuso apuntó a que es consecuencia “de la conducta de la gente y que tampoco se hacen obras para reducir la velocidad en rutas, principalmente en zonas de parques nacionales o provinciales”.
Aseguró que llevan más de 20 años solicitando un sistema que permite reducir la velocidad en rutas nacionales. En materia de respuestas a los pedidos hechos por diversas organizaciones, alegó que “hay varios amagues por un tiempo, cuando se atropella un animal importante; pero después esto se va apagando y tenemos que retomar las conversaciones”.
Una necesidad permanente de atención para animales
En cuanto a la rehabilitación de animales atropellados, el director del Güirá Oga, Jorge Anfuso, lamentó que “es mínimo lo que se puede liberar en su hábitat. En este año, casi el 80% quedó muerto en ruta y tenemos que ir a juntarlos”.
A pesar del aporte de Gendarmería, guardaparques y colaboradores, explicó que la demanda es tanta que “debimos incorporar un vehículo más y a veces hasta usar autos particulares, porque no nos da el tiempo entre el rescate de un animal y otro”.
Sobre esta situación de animales atropellados, contó que “no sólo se da en la ruta nacional 12, sino en otras provinciales, como la 19 y 17, que atraviesan lugares selváticos importantes”. Resaltó que las rutas se encuentran en buen estado, pero que, “lamentablemente la gente no ayuda a una solución, porque aceleran a pesar de estar bien identificadas las áreas protegidas”.
Respecto al Güirá Oga, su creador recordó que “nació solamente para trabajar con un grupo de aves en peligro de extinción”. A pesar de esto, indicó que “mientras no estaba inaugurado como Centro, en unos seis a ocho meses y sin tener recintos apropiados, todos los primeros animales que llegaron fueron mamíferos: monos, venados, zorros”. En este contexto, compartió que “fuimos alertados de que pronto tendríamos que trabajar con otros animales”.
Con 22 años de trabajo en Puerto Iguazú, reconoció que el Güirá Oga “se convirtió en un centro de referencia en Argentina, donde se trabaja con mucha responsabilidad y personal capacitado para el manejo de fauna silvestre”. En este proceso de crecimiento, “el Gobierno provincial nos cedió la isla Palacio, donde hacemos rehabilitación para reintroducción controlada de animales que después serán liberados en áreas protegidas”.
Jorge Anfuso explicó que al principio “arrancamos con 4 personas y hoy somos casi 40. De ellas, 12 se encargan a atención al visitante, el resto se divide entre veterinarios y cuidadores de animales en los 25 recintos del Güirá Oga”.