Según apunta el prestigioso médico Robert Lustig, hemos sufrido una crisis cultural. Sostiene que todo se resume a un error que hemos cometido en cuanto a la interpretación de dos de nuestras emociones más importantes y positivas: el placer y la felicidad.
Las solemos equipar, pero son completamente diferentes.
Mucha gente cree que son exactamente lo mismo. Pero, ¿cuáles son las diferencias entre placer y felicidad? Según este especialista, son 7 diferencias:
• El placer es pasajero; la felicidad es permanente.
• El placer es visceral; la felicidad es etérea.
• El placer es tomar; la felicidad es dar.
• El placer se puede conseguir con sustancias; la felicidad no.
• El placer se experimenta solo; la felicidad se experimenta en grupos sociales.
• Los placeres extremos llevan a la adicción, sea a través de sustancias o de comportamientos. Pero no hay tal cosa como ser adicto a mucha felicidad. Y séptima, la más importante:
• El placer es dopamina; la felicidad es serotonina.
Esto es importante conocer, ya que son dos mecanismos, dos neurotransmisores, dos químicos que el cerebro produce y usa para que las neuronas se comuniquen entre sí. Y eso, ¿por qué es importante?
Resulta que la dopamina estimula a la siguiente neurona. Y cuando las neuronas son estimuladas excesivamente y con mucha frecuencia, tienden a morir. En cambio, la serotonina es una inhibidora, no es un estimulante. Inhibe al receptor para provocar alegría. La serotonina no activa las neuronas como la dopamina, sino que las desacelera. Al hacer esto activa el proceso de la alegría. Este es un sentimiento de ser uno con el mundo; a eso le llamamos felicidad.
Pero este Dr. nos explica que hay algo que suprime a la serotonina y es la dopamina.
El uso de los juegos en el celular, comer, consumir sustancias como drogas, alcohol, comida chatarra y todo lo que hagamos en exceso en busca de placer, hace que nuestro cerebro genere más dopamina y, si pensamos en nuestra vida, el móvil y tantas otras cosas están presente en ella todos los días.
No se trata de dejar de hacer tales cosas, sino observar cuánto tiempo estamos “necesitando” cosas que realmente no son necesarias; y saber que, si nos excedemos, estamos generando un daño a nuestra salud.
Podemos plantearnos: ¿Conocemos las diferencias entre placer y felicidad?
Así, debemos observar nuestra vida y ver cuánto tiempo le dedicamos a una cosa y a la otra. Detectarlas para conocernos, es la mejor herramienta que podemos utilizar para llevar una vida más plena, donde tengamos conciencia de que el ciclo vital está sucediendo, es nuestro y que solo nosotros podemos accionar para realizar cambios.
Bendiciones.