El inicio de clases finalmente llegó para los niños, niñas y adolescentes de Misiones. Entre útiles, indumentaria, los chicos viven horas frenéticas, al igual que los padres.
A raíz de este mapa conceptual que se repite cada año con la vuelta a las aulas, charlamos en los estudios de la FM 89.3 Santa María de las Misiones, con la magíster y psicopedagoga, Myrian Báez; quien además es mamá y directora de escuela.
La primera pregunta recayó en saber sí, ¿es bueno o malo desde el primer día de clases generarles una rutina?. “Es excelente si lo podemos hacer. Es importante para todo el mundo, no sólo para los niños, sino para también para los adultos. Nos pasa a nosotros, no?. Y en este reinicio de clases nos convoca a organizar una logística familiar”.
Además, agregó “Se debe planificar de una manera específica, porque cada familia es un mundo. Entonces en ese mundo hay que negociar. Tenemos que ponernos de acuerdo y algunas cuestiones. Hay otras cosas que no se negocian como esto del de la hora de descanso. Eso es fundamental. El descansar bien”, destacó.
¿Y si no se consigue llevar a cabo esa rutina? “Siempre tenemos que entender que los adultos somos los padres y que esta capacidad, posibilidad de negociar y de comunicarnos con nuestros hijos tiene que primar. Siempre lo digo en el sentido amplio de la palabra, porque la comunicación es la posibilidad de realmente juntarnos y que que el niño o la niña, el adolescente comprenda que realmente las horas de sueño influyen absolutamente en las posibilidades o no de aprender”.
“Las consecuencias de un cerebro que no descansa y que está sobreestimulado además por todas las pantallas, por todas las actividades, por la rutina y por toda esta cultura tan sobreinformada que tenemos de la sobreinformación, hace que todo nos cueste mucho más”, resaltó.
¿Cómo ayudar a los chicos para retomar la escuela?
Ante esta pregunta, la profesional comentó que “los hábitos en general llevan 21 días para que se haga carne, esté presente en nuestras vidas y que podamos continuar. Entonces, en todo este tiempo, por supuesto, alguien que hasta anoche dormía las 3 de la mañana le va a costar un poquitito más en los días siguientes dormir mas temprano”.
“Tiene que haber un entrenamiento, es un funcionamiento de una dinámica familiar donde no solamente el hijo duerme o hace silencio a determinada hora, sino que toda la familia”, reconoció.
También se le preguntó en cuanto al acompañamiento. En este sentido, dijo que “este andamiaje, que es la palabra que a mí me encanta utilizar. El andamiaje: porque justamente tiene que ver con las diferentes etapas y las diferentes personalidades. Hay estudiantes, hay hijos que tal vez no necesiten tanto acompañamiento porque tienen estructuras o características de personalidad que implica un “súper yo” bastante organizada, fuerte, exigente, autoexigente”.
Sin embargo recalcó, que “esto no implica que uno cuando tenga una persona así directamente se le deje que haga todo solo y que sea autosuficiente. El hecho de preguntar, para mí siempre es fundamental, porque sino el niño siente como uno va, lo deja y lo deposita en la escuela y después se desentiende; entonces la escuela se convierte en un depósito, en una guardería”.
“La escuela tiene que recuperar ese lugar del aprendizaje, de la aventura, de las vivencias. De vivir con alegría, los aprendizajes tienen que ser recuperados y reconocidos por la familia. Es fundamental, que una mamá, un papá, una abuela, una tía, la niñera, el que lo busca, siempre pregunte ¿Cómo te fue?; y eso tiene que darse en todas las edades”, reseñó.
Actividades extraescolares en el tapete
En otro tramo de la charla, se le consultó cuánto se le puede recargar al niño o al adolescente con actividades por fuera de la escuela como ser inglés, fútbol, patín, vóleibol, computación, entre otros. ” Es una excelente pregunta; porque tiene que ver un poco con la las condiciones de vida cultural en o las costumbres a la que vamos de alguna manera con la que atravesamos en este momento”.
Para luego agregar: “Que importante es sentarse con los hijos y ver si de todo es este esa cantidad de estímulos de posibilidad de formación o de construcción que tienen; qué es lo que más le gusta, que lo que será más útil o sería para su futuro. Y a partir de ahí decidir una, dos actividades, pero que hagan de una manera genuina y de una manera, que implique el disfrute”.
Además puso énfasis en que “Lo digo muchas veces pensando en aquellos estudiantes, que para los que mañana no es un día para celebrar. Estamos hablando de sujetos que para ellos mañana comienza la tortura, no a sí personas que tal vez tengan muchas dificultades y que lo que para todo el mundo es celebrado, para ellos es todo lo contrario”.