A horas del inicio de clases, hay preocupación en las familias y directivos de las instituciones educativas por los festejo “Último Primer Día” o UPD, una práctica instalada ya desde hace años en el país.
Se trata de una especie de “ritual de despedida”, donde los jóvenes que están por empezar su último año de escuela secundaria se reúnen en un espacio, una casa o una quinta, para pasar la noche previa al último primer día de clases y después acudir todos juntos al establecimiento educativo, en su mayoría alcoholizados y sin dormir.
Es principalmente el consumo de esa y otras sustancias lo que mayor preocupación despierta en la comunidad educativa. Sobre el tema, la directora prevención de adicciones de la Subsecretaría de Prevención de Adicciones y Monitoreo Territorial, Laura Angélica Sánchez Valtier, apuntó a que “es muy importante trabajar desde la familia, con la escuela y la sociedad en general“.
“Cuando nosotros trabajamos desde la institución educativa, lo que recomendamos es que esta temática se comience a trabajar, no dos días antes de que comiencen las clases, cuando tenemos la festividad ya encima nuestro, esto hay que trabajarlo, por ejemplo, desde los acuerdos escolares, antes, durante y pos UPD“, indicó en diálogo con FM 89.3 Santa María de las Misiones.
“Tienen que estar involucrados todos en la comunidad educativa, a través de un proyecto institucional donde se generen espacios durante todo el año con los alumnos de cuarto, quinto y sexto en aquellas instituciones técnicas, en donde se hable esta temática, donde se priorice y ejemplifique que el alcohol es una droga y su consumo no debe ser naturalizado socialmente“, continuó.
Hace unos días atrás, la Cruz Roja publicó una serie de recomendaciones de cara al UPD donde, si bien señalaba que los menores de 18 años no deben consumir alcohol para cuidar su salud, entendía que ante las dinámicas sociales en las que las bebidas alcohólicas están presentes cada vez a edades más tempranas, daba por hecho que acabarían consumiendo por lo que prefería aportar consejos para un consumo responsable.
“Cuando decimos no naturalizar, es porque sabemos que obviamente la actividad o la práctica se va a realizar, pero como adultos debemos acompañar y hacerles entender a los jóvenes que el placer y la diversión no está mediatizada por un alcohol, de que hay otras maneras de divertirse y pasarla bien, y no es necesariamente a través del alcohol“, comentó al respecto Sánchez Valtier.
Pero para la subsecretaria de Prevención de Adicciones, no lo podemos hacer “cuando tenemos la bomba encima”, esto debe partir de un trabajo preventivo y regulado, y que debe estar previsto en los acuerdos institucionales. “Nosotros lo que promovemos es que se hable de la escuela de una cultura institucional del cuidado, donde estaría implícita cómo la escuela se organiza, cómo gestiona, cómo se da la comunicación familia-escuela-alumnos, cómo proyecta en los alumnos estos temas de debate que obviamente deben ser tratados, pero en una situación de proceso, no esperar dos días antes”
Lo mismo ocurre con las sanciones o medidas a tomar en caso de los alumnos lleguen alcoholizados a clases. “¿Hacemos un control de alcoholemia y al que está alcoholizado, lo dejamos en la vereda y llamamos al padre que lo busque? Eso tiene que estar planificado, organizado, consensuado, y esto es lo que nos está costando todavía”
En ese sentido, destacó que hay algunas instituciones que ya vienen trabajando esta problemática desde el año pasado. “Hay algunas instituciones que tuvieron que modificar sí o sí sus acuerdos escolares, sus códigos de convivencia. Yo como institución educativa, tengo que introducir (el tema), tiene que estar, porque son prácticas que el adolescente sí o sí las va a transitar. Lo que nosotros debemos hacer, familia y escuela, es acompañarlos para que su toma de decisión, y su autonomía y autoestima, sea lo suficientemente elevada para que él pueda decir ‘yo también me voy a divertir, pero no alcoholizándome'”
El rol de la familia
Por otra parte, Laura Angélica Sánchez Valtier se refirió al rol de la familia en cuanto a la tarea de concientizar a los más jóvenes acerca del consumo de alcohol. “Siempre atrás de un niño, una niña o un adolescente hay un adulto responsable, o debiera haberlo“, dijo.
“El adolescente tiene la percepción del riesgo muy baja, somos nosotros los adultos los que debemos tener esa percepción del riesgo alta, somos nosotros los que debemos marcar esa hoja de ruta y poner los límites, no puedo esperar que lo haga un adolescente que está transitando una etapa de su vida donde está de alguna manera formando su autonomía“, apuntó.
En esa línea, lamentó que muchas veces son los propios padres quienes dan rienda suelta a los jóvenes. “Lo vemos en las fiestas de fin de año, donde muchas veces son los padres quienes habilitan el tema del alcohol”
“En el común cotidiano se cree que ‘es alcohol, una borrachera tuvimos todos’. Poder derribar esos mitos que están instalados en nuestra sociedad, porque no nos olvidemos que estamos en una sociedad que está promoviendo, por eso hablamos de sustancias legales, sí son drogas, pero están promovidas y aceptadas socialmente, las vemos como algo natural, como un rito de iniciación a la adolescencia, las vemos cómo tenemos que emborracharnos porque si no nos damos inicio a esta etapa de nuestra vida y esto es lo grave“, cerró.
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