Todo el problema es que tu atención se fue hacia la mente y el mundo, en busca de la Fuente de la Felicidad. Mente = mundo = tiempo. Tú eres Conciencia y eres la Fuente de la Dicha. Tú eres el Hogar.
La atención es uno de tus más grandes poderes. Aprender a dominar la atención es aprender a volver a Casa.
Cuando en un ser humano se activa en el proceso del despertar espiritual, comienza a hacerse conciente de sí mismo. Comienza a ver lo que piensa, lo que siente, sus actitudes no naturales. Comienza a reconocer los ruidos internos que emiten sus condicionamientos.
Antes lo tomabas como normal, ahora te das cuenta de que las cosas no están bien, que algo no está funcionando bien en ti. La raíz del problema es que el movimiento mental -el flujo incesante de pensamientos- se encuentra en un estado anárquico y caótico. Tu atención está perdida allí; estás inconciente.
Así crees que tu malestar, insatisfacción, sufrimiento y/o carencia interna se debe a que te falta algo que el mundo tiene y tú no (pareja, amigos, casa, dinero, éxito, etc.). Nada de esto es verdad.
Lo que todos los grandes maestros espirituales han estado enseñando es a dirigir la atención de regreso al corazón. Esto es retirarla de los pensamientos y de la idea del yo (tu autoimagen) y llevarla a través de tus emociones y sentimientos al espacio interior. Las emociones son túneles energéticos que te dirigen de regreso a tu Centro de Paz. Lo mismo ocurre con los sentimientos profundos.
El núcleo de estos sentimientos es la angustia existencial, y su origen proviene del abandono emocional y la falta de amor incondicional que padeciste en tu infancia. Esta angustia es la íntima vivencia de que algo falta, de un vacío estructural que crees ciegamente que algo o alguien en el mundo y en un futuro imaginario (como todo los futuros) puede llenar. Lo más importante para sanar esta herida invisible es saber que está allí. Cuando llega el momento en tu evolución en el que te das cuenta que nada fuera de ti podrá llenarte jamás, sabes que estás en el principio del fin de tu búsqueda e insatisfacción.
Comprendes que el problema es que te has distanciado de tu propio corazón.
Puedes ver que si tu atención está dirigida inconcientemente hacia la mente y el mundo, el vacío y la carencia continúan allí. En cambio, si diriges tu atención concientemente hacia tu propio Ser, hacia tu propia Conciencia de existir o Presencia, a través de tus emociones y sentimientos, experimentas completitud, alivio, paz y amor. La sensación de vacío que te lleva a buscar amor y aceptación afuera se debe a que la Luz de tu Conciencia está enfocándose en el lugar equivocado. Buscas la felicidad en donde no está y no estará jamás: fuera de ti mismo.
Cuando diriges la Luz de tu Conciencia hacia la oscuridad de tus sentimientos inconscientes -la angustia estructural- inmediatamente comienzas a experimentar el beneficio. Algo se calma, algo se llena. Claro que sí, te estás llenando de ti mismo.
Le estás dando el alimento del amor incondicional a tu corazón desnutrido y abandonado. Este es el secreto y el camino hacia tu sanación y liberación interior. Cuanto más llevas tu atención a tu propio corazón, más amor, paz y alegría de existir sientes. Con el tiempo alcanzas el bendito estado de no necesidad. No necesitas nada para estar en paz y amor. No necesitas que te amen ni que te acepten.
Estás volviendo a la Fuente de la Felicidad, te estás transformando en Ella o, mejor dicho, estás recordando quién eres, estás volviendo a ti mismo, a tu Ser natural.
Desde este nuevo estado interno, comienzas a emitir una bella frecuencia de amor y luz, la cual crea un magnetismo irrefrenable de lo mismo. Ya no buscas ni necesitas nada y, sin embargo, la “vida de tus sueños” comienza a crearse frente a ti, como por arte de magia. Entonces comprendes cómo funciona la Ley de la Atracción y la creación de la realidad en la tercera dimensión, la Tierra.
El problema eras tú. El problema era interno; era un tema de atención. Tu conciencia estaba hipnotizada por la mente y el mundo, pero la Gracia te ha despertado.
Ahora tu conciencia está en tu propio corazón, que es el Corazón de la Conciencia. Comprendes que tú eres la Conciencia y no la persona carente y necesitada que creías ser al estar presa en la mente y la falsa idea acerca de ti mismo, tu autoimagen, la personalidad, el yo. Así es como la pequeña mente-persona se abre a la inmensidad de la Mente Universal, la Conciencia Cósmica.
Este es el despertar espiritual. Esto es todo lo que tu alma anhela.
Que el bendito sol siempre ilumine tus pasos.💖