Cuando se recibió de marinera en el año 2019, Cinthia no se imaginaba que le tocaría embarcar en el afamado Buque Escuela “Argentina C” y, encima de eso, ser la única tripulante mujer. Un logro único no solo por representar a la provincia y a las mujeres (en un ámbito donde aún predominan los hombres), sino por representar a su papá, que también es marinero y que la incentivó a seguir la profesión.
Así lo narró Cinthia Tricarichi de 28 años, en su visita por PRIMERA EDICIÓN. “En diciembre se cumplen cinco años desde que me recibí de marinera. La primera vez que me llamaron del Buque yo justo estaba en una etapa en la que no conseguía trabajo por la pandemia, entonces rápido dije ‘sí perfecto, ¿dónde voy a embarcar?’ y me dijeron que en Rosario y que ellos me cubrían todos los viajes y lo bueno es que iba acompañada de otros misioneros, éramos tres. Cuando llegué y lo vi por primera vez me di cuenta que era el buque escuela que se inauguró ese año, una gran sorpresa”, contó.
Si bien, como ella lo mencionó, ya navegó en la famosa embarcación, hace unas semanas le confirmaron que en marzo nuevamente deberá embarcar desde Rosario, y pasar en el Buque unos 45 días aproximadamente, en las aguas del río Paraná.
“Es un trabajo muy lindo, a nosotros (los tripulantes) nos dan una guardia especial de cuatro horas a la mañana y cuatro horas a la tarde. Y después, mientras navegamos, tenemos dos horas para el mantenimiento del buque donde nos ponemos a pintar, a limpiar y un poco de todo”, indicó.
En su caso particular, la última vez que embarcó a ella le tocaba registrar quién entraba y quién salía a destrincar los contenedores con mercaderías.
Cabe recordar que, aparte de estar destinado al comercio marítimo, el Buque Escuela “Argentina C” trabaja instruyendo cadetes que se están por recibir de marineros. Asunto por el cual, cada vez que zarpan, llevan unos 10 o 12 jóvenes cadetes, en su mayoría de Buenos Aires, Rosario y Córdoba según lo explicó Cinthia. “La verdad es que estoy muy orgullosa de estar ahí”, explicó.
Buscando abrir más puertas
Si bien por el momento la joven posadeña trabaja como relevo, suplantando a otros tripulantes que se toman vacaciones, “me encantaría seguir trabajando ahí porque se aprende mucho y porque todos se llevan muy bien”, explicó Cinthia, demostrando así su pasión por la profesión. Una pasión que viene de familia ya que su papá Carlos también es marinero.
“Él hace años me venía insistiendo que pruebe en la marina. Yo primero no le hice caso y empecé a estudiar otras cosas, pero después de dos años me animé y fue así que terminé recibiéndome como marinera de cubierta en la Escuela de Formación y Capacitación para el Personal Embarcado de la Marina Mercante (EFOCAPEM) que está dentro de la Prefectura. Fui la primera mujer de mi promoción en recibirse”, narró.
Cabe destacar que en la Escuela de Formación y Capacitación para el Personal Embarcado de la Marina Mercante una persona puede recibirse de dos cosas: marinero de cubierta o engrasador (que son los marinos que ayudan con el mantenimiento de las máquinas).
Si bien Cinthia primero se recibió de marinera de cubierta, luego continuó estudiando y obtuvo su título de engrasadora. Además, por si fuera poco, está cursando el último año en el Instituto Gastronómico Internacional (IGI) para convertirse en chef.
Todo con la finalidad de tener más oportunidades de trabajar de forma estable en el Buque Escuela “Argentina C”, o bien encontrar algún otro trabajo estable.
“A mí me encanta la cocina y decidí incursionar en eso. Ya tenía el título de marinero y de engrasadora así que empecé eso para tener más chances como cocinera y poder quedar como tripulante fija en el Buque Escuela; o para encontrar trabajo estable en otro lugar, la verdad es que estoy abierta a todas las propuestas”.
En ese marco, Cinthia explicó que la mayoría de sus compañeros que se reciben de marineros en el EFOCAPEM, elige irse al sur del país donde hay más oferta laboral por la cantidad de buques pesqueros.
También, que para muchos es difícil conseguir un trabajo porque para hacerlo “tenés que estar al día con todos los cursos que te piden e invertir. La libreta y los cursos son caros, sin contar que si te vas al sur a probar suerte tenés que invertir en tu pasaje”.
Pese a esas dificultades, señaló que se siente confiada en cuanto a lo laboral ya que, mientras sale algún trabajo, ella culmina su carrera como chef.
La experiencia de navegar en buques areneros
Tal como lo hace su papá, y con el afán de ganar experiencia, Cinthia también trabajó en un buque arenero: específicamente en el “Don Ovidio” que está en Itaembé Guazú.
Los buques areneros son aquellos que chupan arena y la transportan a playas (lugar de donde las ferreterías o fábricas la recogen). En cuanto a eso, cabe destacar que Misiones tiene muchos buques de ese tipo, principalmente por su geografía surcada de ríos.
“Se trata de un trabajo de casi 12 horas, generalmente desde las 6 hasta las 18.30. Ahí mi compañero se encargaba de cargar arena y yo de agarrar el manguerón y englocharlo al tubo del buque para que empiece a succionar” afirmó.
Indicó que “todos mis compañeros me decían que yo era la única mujer que conocieron trabajando en un buque arenero”. Eso, ya que se trata de un trabajo muy arduo que requiere mucho esfuerzo físico.
Sobre eso confesó: “Admiro la labor de los que trabajan en buques areneros. Sinceramente no me imagino cómo será trabajar por años en eso. Yo lo vi trabajar mucho a mi papá en buques areneros y aguantó mucho, es un trabajo muy pesado. Pero él se enorgullece de eso y yo me enorgullezco de él”.
El primero construido en el país
Inaugurado en 2019, el Buque Escuela “Argentina C” es el primer buque construido íntegramente en el país luego de 30 años. Se trata de una unidad apta para el cabotaje fluvial, y también para el tránsito marítimo nacional y regional.
El mismo presta servicios marítimos de trasbordo por la Hidrovía Paraguay y Paraná y, además, funciona para la escuela para cadetes de las Escuelas de Náutica y Nacional Fluvial.
Al respecto, según lo narró Cinthia, por viaje reciben unos 10 o 12 cadetes, en su mayoría de Córdoba, Rosario y Buenos Aires. Antes de recibirse, ellos deben hacer un año de pasantías navegando.