El miedo es una de las emociones más antiguas, nos ayudó a sobrevivir. Pero cuando dejamos que anide en nuestra vida, nos paraliza, no permitiéndonos ir por lo que deseamos. Nos frena a lograr vivir la vida que queremos.
A veces, el miedo a perder, a ser rechazados, no queridos, a que nos ridiculicen, nos invade y nos llena de energía negativa. Y así, atrapados por eso, todo a nuestro alrededor se ve diferente, se nubla.
Al tener que movernos para hacer cambios, aparecen en nuestros pensamientos, palabras tales como: “Y si…”, “Quizás…” o nuestros “Deberías…”, colocándose a menudo como obstáculos en nuestro camino.
¿Cuántas veces no hemos avanzado por eso? ¿Cuántas cosas hemos perdido por temor a perder? ¿Cuántas veces dejamos de conocer personas por miedo a ser rechazados?
Estos miedos tienen raíz en nuestra infancia; de allí proceden.
Es necesario observar nuestras emociones, animarnos a sentirlas y poder ponerle un nombre: “tengo miedo a ser rechazado”, “temo que se rían de mí”, “siento miedo a ser juzgado, a no ser aceptado”.
Al ir reconociendo cuál es nuestra herida, podemos comenzar a sanar esa parte de nuestro corazón que necesita cuidado.
Y ahí nos daremos cuenta de que siempre alguien no estará de acuerdo con nosotros, o que no todos van a querernos. También veremos que la gente siempre habla, pero que no significa que nosotros seamos esos juicios.
Al ir creciendo en nuestra autoestima, observaremos que nosotros valemos. Hay gente que sí nos quiere y acepta. Es allí donde tendremos que poner la mirada.
Hoy los invito a que piensen qué cosas dejaron de hacer por miedo. Miedo al rechazo, a perder, a dejar lo seguro, ¡a cambiar!.
Si lo meditan seguramente vendrán muchos recuerdos, y quizás mirando hacia atrás nos demos cuenta de que no fue tan grave como lo imaginábamos. Muchas veces la mente nos hace una mala jugada y nos confunde. El que nunca engaña es el corazón.
Cuando debas tomar una decisión y sientas miedo, retírate en soledad. En el silencio, siente lo que hay en tu corazón. Allí vas a encontrar la respuesta.
Bendiciones.