El Concejo Deliberante de Eldorado estuvo trabajando prácticamente todo un año en la elaboración de la nueva ordenanza que determina el “alcohol cero al volante”, que ayer fue vetado en forma total por el Ejecutivo municipal.
A veces cuesta creer que tanto tiempo perdido, tanto esfuerzo hecho por especialistas de diferentes ámbitos para realizar aportes, y el consenso entre las bancadas para que se apruebe por unanimidad, se termine descartando en un decreto que contiene reparos, que tranquilamente se podrían haber advertido en el debate legislativo.
La falta evidente de diálogo entre las instituciones eldoradenses ayer, dejaron un capítulo amargo de esfuerzos institucionales para prevenir siniestros graves y muertes por el consumo de alcohol de personas que luego, salen a calles, rutas y avenidas con un auto sin capacidad para hacerlo.
Bien o mal, los cuestionamientos legales para la implementación que llevaron al veto de la viceintendenta Tucholke (por la licencia de Fabio Martínez) deben ser atendidos. Especialmente los que reparan en la superposición de normativas que pueden generar problemas para el juzgamiento de las faltas de tránsito.
Los ciudadanos eldoradenses merecen en esta otra etapa -que se abrirá la semana que viene para determinar si se insiste el texto, se modifica o se descarta por completo-, que se pongan de acuerdo todos los sectores para evitar otro episodio bochornoso.
Eldorado había marcado un camino que muchos municipios ni siquiera habían empezado a transitar; donde ni siquiera hay un proyecto para fijar la prohibición total de consumo de alcohol para manejar. Sin embargo, como en el juego de la Oca, hubo un retroceso institucional donde pierden todos.