Para muchos, ¡llegaron las vacaciones! Calorcito, tere, pileta, río o mar. Cada quien disfruta donde puede. Disfrutemos de sentirnos sin la presión del trabajo y disfrutemos de la libertad. Aprovechemos esto para ampliar ese sentimiento a todas las áreas de nuestra vida y seamos libres, seamos nosotros, pues cada vez que eso ocurre la magia en nuestra vida aparece.
El calorcito es acompañado por colores cálidos, fuertes, brillantes, llenos de energía. Al verano lo relacionamos con el rojo, el naranja y el amarillo.
Colores que sin duda nos llenan de energía, fuerza y que en su lado positivo despiertan emociones como la valentía, la decisión, la alegría y una claridad mental para hacer todo aquello que nos proponemos.
Pero hablemos de libertad, palabra que yo la relaciono con relajación, calma, paz y también mucho amor propio. Ser libres implica viajar liviano, dejando de lado todas esas emociones que cargamos como la culpa, el resentimiento, la envidia, etc. Emociones que lejos de ayudarnos a ser mejores nos dejan paralizados, y energéticamente oscuros, sin brillo, vida, sin luz. Y como siquiera poco nos aleja de nosotros mismos, de nuestro ser del ser amor.
En estas vacaciones que esos colores como el rojo, naranja y amarillo te ayuden a ser libre y a conectarte con vos mismo, cuesta mucho mostrarse tal cual uno es y qué mejor que las vacaciones para ¡eso!
Amate más y hacé lo que tu corazón tenga ganas, si no querés hacer algo entonces aprendé a decir no, o aprendé a pedir, en caso de que sea eso lo que te cueste. Escucha más a tu corazón, empezá a divertirte más con vos en vez de criticarte, mimáte, decíte palabras lindas y no olvides abrazarte.
La libertad empieza con el amor que nos damos a nosotros mismos. Usa estos colores, sentí su energía y disfrútalos, vivílos a pleno, toma su poder y sé tú mismo con tu luz y tu ¡oscuridad!
¡Felices vacaciones y feliz domingo!