En la madrugada del 5 de enero un violento enfrentamiento entre las Fuerzas Armadas y el Cártel de Sinaloa paralizó a la ciudad de Culiacán, que de repente se convirtió en el escenario donde se desplegó el operativo militar, luego de que capturaran en la localidad de Jesús María a Ovidio Guzmán, reconocido narcotraficante al frente de una fracción del cártel, e hijo de “El Chapo” Guzmán.
El posadeño y locutor nacional Fabricio Salto, se encuentra de vacaciones en la capital de Sinaloa junto a su esposa mexicana Diana García, y en diálogo con PRIMERA EDICIÓN relató cómo se vivieron las primeras horas del operativo y qué repercusión tuvo en los culiacanenses.
Madrugada caótica

Aunque Fabricio aseguró que no tuvo miedo, porque se encontraba resguardado en su casa, reconoció que la situación “causó pánico entre los habitantes”. Dijo que “esta vez el procedimiento fue de madrugada, para evitar que ocurra algo similar a lo que pasó en el ‘Culiacanazo’ el 17 de octubre del 2019″, cuando los enfrentamientos ocurrieron en horario de plena actividad en la ciudad.
“Yo me levanto a las 7 acá, y ese día temprano vi varios videos de tiroteos y quema de coches, luego me fui enterando por las noticias”. En esta instancia, aclaró que si bien Ovidio “El Ratón” Guzmán fue atrapado en Jesús María, los miembros del Cártel de Sinaloa reaccionaron bloqueando todas las entradas y salidas de Culiacán “para que no lo pudieran sacar”; sin embargo, “no se esperaban que lo trasladaran en un helicóptero”.
Es por eso que a varias personas que circulaban en ese momento les robaron sus autos y colectivos para prenderlos fuego y así concretar “lo que ellos denominan narcobloqueos”.
Como medida preventiva, el Gobierno de Sinaloa ordenó a la población que no saliera de sus casas y estableció el Estado de sitio: “En principio había una total incertidumbre de no saber hasta cuándo duraría. El operativo militar se extendió durante todo el día y a partir de la noche comenzó a cesar el fuego, porque los del cártel se percataron de que los bloqueos eran en vano, cuando supieron que a Guzmán lo habían sacado en un helicóptero”, describió.
Durante la jornada del jueves 5, indicó que se suspendió toda actividad escolar, las oficinas de la administración estatal no trabajaron y tampoco lo hicieron las tiendas y servicios de envío de comida a domicilio.
Los días siguientes
Según Fabricio paulatinamente la población retomó la confianza de salir de sus hogares a reanudar las actividades diarias y proveerse. “El viernes al mediodía la gente comenzó a ir al supermercado y sucedió algo parecido a la época de pandemia, porque compraban mercadería en exceso y los que iban a la noche se encontraban con góndolas casi vacías”, apuntó.
En cuanto al sábado, el movimiento en la ciudad comenzó a normalizarse y más habitantes se animaron a salir de sus casas. Sin embargo, durante el domingo a la noche el temor volvió a cautivarlos: “Desarrollaron un nuevo operativo porque quisieron atrapar al jefe de distribución de la droga, pero se escapó. Por eso desde el Gobierno de la capital de México enviaron 1.500 efectivos para que custodien la ciudad”. Fabricio admitió que “esa situación generó un poco de miedo, porque la gente entiende que si hay presencia militar es porque existe algún riesgo”.
Tensión en el aeropuerto
El jueves 5 de enero el aeropuerto suspendió sus actividades desde las 8.30 hasta las 22, porque los miembros del cártel abrieron fuego contra algunas unidades.
“Lo que pasó es que los narcos creían que a Guzmán los militares se lo iban a llevar en avión, entonces cuando arribó el avión del Ejército lo estaban esperando en el aeropuerto de Culiacán y lo batieron a balazos, aunque no lograron derribarlos. Antes de eso, hubo un vuelo comercial de aeroméxico que también recibió balazos y no pudo despegar”, relató el entrevistado.
Dijo que ese día “fue un caos” hasta que las Fuerzas pudieron establecer el orden, “y muchos turistas que pretendían vacacionar en las playas perdieron sus vuelos programados”.
¿Vuelta a la normalidad?
Fabricio Salto resaltó que “actualmente todo está volviendo a la normalidad”, estimó que alrededor de un “80% de la población de Culiacán sale a las calles a cumplir us actividades diarias”.
Aunque algunos todavía deciden tomar recaudos, como en el caso de la vuelta a clases: “Los estudiantes estaban de receso por las vacaciones de invierno y hoy debían regresar a las aulas, sin embargo, algunos padres decidieron no enviarlos a la escuela, como en el caso de mi cuñada que tiene un hijo pequeño”, contó.
Respecto a la postura de los habitantes de la capital de Sinaloa, el locutor dijo que “la mayoría no tiene miedo, están acostumbrados a esto y respetan totalmente los toques de queda”. A diferencia del 2019, en esta ocasión no se registraron víctimas fatales civiles, pero sí integrantes del Ejército y miembros del cártel.
“El relato de la gente de acá es que ‘si no te metés en el narcotráfico, no tenés que tener miedo’, pero ahora los narcos actúan con mayor crudeza, y como sucedió en el ‘Culiacanazo’ , a veces toman de rehén a civiles para presionar al Gobierno”.
Más allá de la problemática con la que deben convivir, Fabricio Salto hizo énfasis en que a los habitantes de Sinaloa “les entristece que se conozca a la ciudad únicamente como un foco narco”, y que desean que también se destaquen todas las cualidades que la caracterizan: “A nivel turístico hay hermosas playas para visitar. La comida es excelente, y además hay una variada oferta de actividades culturales. Los mexicanos son muy trabajadores y respetuosos, entonces les gustaría que se resalte lo bueno, pero entienden la realidad y la aceptan también”, precisó.