“Por una infancia con más oportunidades” es el slogan de la ONG “Mamis solidarias” que, una vez más, llegó a la tierra colorada para llevar algo de alivio a las comunidades guaraníes y niños de escuelas rurales. Desde hace siete años trabajan aquí en las comunidades guaraníes Yvoty Okara (Flor del patio) y Mainomby (Pajarito), de Bonpland, y las Escuelas Rurales 131 “Fragata Libertad”, del Paraje Campiñas, y 116 Fernando Kelm, del Paraje Ojo de Agua, también de esa localidad. “Ellos son los primeros con los que empezamos a trabajar”, manifestó a Ko´ape, la periodista Paula García, integrante de “Mamis solidarias”.
Antes de la pandemia, se incorporó al itinerario la Aldea Guaporaity, situada en Hipólito Yrigoyen, y hace unos meses, la Aldea Sapucay, del mismo municipio. “Con un grupo solidario, comenzamos a ayudar, sin tener mucha noción de dónde vivían, de cómo eran estas familias, hasta que un día decidimos ir a conocerlos. La verdad es que una vez que los conocimos ya no pudimos romper ese vínculo porque encontramos comunidades que realmente necesitaban mucha ayuda, pero sobre todo descubrimos a personas hermosas con las que fuimos creando vínculos a lo largo de todo este tiempo y por las que aprendimos a trabajar”, continuó.
Los “visitantes” van trabajando con las familias sobre las necesidades, que son “muchísimas”, y creen que nada mejor “que ellos puedan ir diseñando cuales son las prioridades, a medida que nosotros vamos pudiendo avanzar”, acotó. Hace cinco años, en una tarea conjunta con el INTA y el municipio, que se sumaron al proyecto, llevaron a cabo la obra de agua y electricidad para dos aldeas. Este año, junto a la Fundación Fortabat, “pudimos concretar el sueño de las familias de Guaporaity, que hace 16 años esperaban tener agua. También la colocación de una torre para que la escuela y la comunidad accedan al servicio de Internet”.
“A través de campañas anuales, especialmente enfocadas en cada necesidad: educación, juego, abrigo, alimentación y contención; acompañamos sostenidamente a poblaciones atravesadas transversalmente por la vulneración de sus derechos”.
En Yvoty Okara llevan adelante un comedor, donde “Mamis solidarias” aportan las proteínas y “ellos se encargan de cocinar para que las familias puedan tener esa única comida diaria”. Desde hace un año y medio, “sostenemos el programa de refuerzo nutricional “Apadrina mi merienda”, gracias a 90 madrinas y padrinos de Buenos Aires que cada mes posibilitan meriendas completas para todos los chicos de 1 a 15 años, que complementan a los comedores que allí funcionan.
Este año, además de concluir la obra para la provisión de Internet, trajeron tablets para los chicos del colegio secundario. “Encontramos que todos terminan la primaria, pero son muy pocos los que inician el secundario y casi ninguno la termina. De hecho, en los últimos doce años sólo nueve personas de las cuatro comunidades terminaron el secundario y son quienes precisamente tienen un trabajo formal. Entonces nos preguntamos de qué manera podemos hacer para que los chicos encuentren valor al secundario y puedan hacerlo. Así que empezamos con un programa de tutorías, les entregamos las tablets, hablamos con los colegios y encontramos tutores en Buenos Aires y en otros puntos del país que van acompañando a los chicos. Se trata de una prueba piloto que vamos a continuar el año que viene”, explicó García. Añadió que la idea “es poder estar al lado, acompañándolos en lo que van necesitando, son chicos que muchas veces no la pasan bien en la escuela, que por ahí sufren discriminación, que están bastante aislados, entonces hay muchísimo para trabajar”.
“Casi 400 chicos nos esperan ansiosos cada año para compartir estos días mágicos en los que, siempre en base a sus necesidades y respetando su cultura, los convertimos en fiesta”.
Contó que este año en Guaporaity “tendremos a la primera egresada del secundario, que conocemos. Es la primera vez en estas comunidades que hay dos generaciones que terminan la secundaria. Será hermoso. Rocío Da Silva y su papá. Para nosotros es súper emocionante. Es hermoso ver cómo se están esforzando. Rubén es otro chico de Guaporaity que me acaba de contar que pasó a quinto y que probablemente sea escolta. Es emocionante saber que ellos puedan pensarse en un futuro, que es un poco nuestro trabajo, el de poder acompañar y dar herramientas”.
Además de todas estas actividades que llevan tiempo de planificación y esfuerzo para llegar a las metas, existen cuatro campañas fijas. Una se desarrolla un poco antes al ingreso escolar, que se llama “Una mochi como la tuya” donde todos los chicos reciben su mochila con útiles nuevos y zapatillas nuevas para que puedan ir a la escuela. En abril se lleva a cabo la campaña “Abrigaditos”, donde todos reciben una campera, una frazada, depende como se plantea la campaña durante ese año. Después, en el Día del Niño también hay obsequios, y en Navidad, se entrega cajas navideñas con cenas completas para la Nochebuena. La campaña se denomina “Una Navidad compartida”, y el propósito es que esa noche, “ellos allá y nosotros acá, podamos estar unidos por una mesa lo más parecida posible. Esto además del regalito de Papá Noel”, graficó García, comunicadora del grupo.
Expresó que los integrantes de la ONG viajan durante todo el año “para hacer estas entregas e ir acompañando los proyectos, pero también una vez al año tenemos nuestro viaje anual que es el más emocionante porque vamos con todos nuestros voluntarios. Trabajamos mucho para llegar a ese momento, planificamos, hablamos con ellos para ver cuál es el objetivo del viaje, y se suma gente de todos lados”.
Ese encuentro es “mágico” porque “cantamos, bailamos, nos divertimos. Este año se sumaron de forma solidaria y, por segunda vez, odontólogos y estudiantes de odontología de la Universidad de La Plata, que recorren el país llevando prevención y atención primaria. Es una fiesta, es súper emocionante, ellos también nos regalan su cultura, es una comunión cada vez que vamos. Volvemos con el alma llena, con ganas de volver y de hacer cada vez más cosas”, celebró.
Casi 400 chicos los esperan ansiosos cada año “para compartir estos días mágicos en los que, siempre en base a sus necesidades y respetando su cultura, los convertimos en fiesta. Es difícil explicar en palabras cada gracias, cada abrazo sincero, cada dibujo o cartita que recibimos. Porque, como ellos mismos nos dicen, se sienten por primera vez reconocidos, mirados y acompañados”.
Sostuvo que cada vez que vienen a Misiones y se conocen las acciones del grupo, les llegan cientos de pedidos de otras comunidades que están en situaciones similares. Para García, esta es una manera de visibilizar lo que les pasa. “No podemos ayudar a todas, pero sí visibilizar las situaciones en las que están todas estas personas que son argentinas como nosotros, con todos sus derechos, pero que lamentablemente la mayoría de ellos están vulnerados”, dijo.
Comprometidos
“Mamis solidarias” cuenta con un centro social en El Tala, Ezeiza, provincia de Buenos Aires, donde funciona el taller solidario de apoyo escolar y gabinete psicológico. El pilar fundamental es la promoción de la solidaridad en la comunidad. Cuenta con un programa de voluntariado que nuclea a unas a cien personas, abierto a todas las edades y géneros. El trabajo de este grupo puede ser conocido en www.mamissolidarias.org.ar, en Instagram (@mamis.solidarias). Los interesados pueden sumarse a este trabajo solidario, y ser protagonistas en la transformación de la vida de un niño argentino.