Cristian “Chita” Fernández, de 23 años, admitió ayer, en el marco de un juicio abreviado, haber cometido el crimen del colono Aparicio Duarte (26), tras lo cual acordó una pena de once años de prisión por el delito de “homicidio simple”.
El acto procesal tuvo lugar en el Tribunal Penal de Oberá, con la presencia de la defensa del imputado, en este caso la abogada María Cristina Salguero y la fiscalía.
Duarte murió desangrado durante la madrugada del viernes 30 de octubre del 2020 en el interior de una vivienda ubicada en la calle Eva Perón del barrio Oeste de Campo Viera.
Según consta en el expediente, dicho inmueble pertenecía a la expareja de “Chita”. Y se supo que Duarte se hallaba en el lugar debido a que tenía un vínculo sentimental con la dueña de casa. Entre las 3 y las 4 de ese día, el imputado y ahora condenado, ingresó por la ventana sin avisar y menos aún, sin que lo esperaran. Tomó un cuchillo de la cocina y atacó a Duarte mientras dormía.
Huyó rápidamente del lugar y los gritos de dolor de la víctima y la desesperación de su nueva compañera (que estaba con un bebé), motivaron que un familiar recurriera a la comisaría local para que fuera llevado de urgencia a un centro de salud próximo.
El esfuerzo fue en vano, incluso cuando se lo trasladó al Hospital SAMIC de Oberá, el deceso se confirmó y se iniciaron las comunicaciones judiciales y la búsqueda del sospechoso.
Durante toda la jornada se montaron sigilosas vigilancias con investigadores de la UR II y de Homicidios. Poco antes de las 22, el acusado fue ubicado cuando intentaba llegar a la casa de su madre, en el mismo barrio Oeste. Se ocultó en el monte durante 18 horas. Intentó correr cuando se vio seguido de cerca, de nada le sirvió, los policías lo rodearon de inmediato y esposado fue llevado a una celda.
Indefensión
Testigos reconocieron a “Chita” como el autor del ataque y además dieron datos precisos que descartaban como motivo del ataque un robo. En la vivienda de calle Eva Perón no faltaba nada y el escenario quedó bañado por la sangre de Duarte, atacado mientras descansaba.
El juez de la causa, en ese entonces Horacio Alarcón (Instrucción 2 de Oberá) fue informado por los forenses que la causa de muerte fue “una estocada a la altura de la clavícula izquierda de la víctima, que dañó arterias centrales”.
De la labor criminalística se destacó el secuestro de un cuchillo con manchas color escarlata, similares a sangre. Una semana después de ser arrestado, se amparó en su derecho y no respondió en su indagatoria ante Alarcón.
El magistrado original de la causa se inhibió más adelante por razones particulares y el expediente recayó en el Juzgado Correccional y de Menores de Oberá, a cargo de Adriana Zajaczkowski.
Al cumplirse un año del crimen la jueza cerró la instrucción, con la carátula de “homicidio simple”, delito por el que finalmente ayer fue condenado y luego de admitir su culpabilidad en el hecho en un juicio abreviado. Aún resta que el Tribunal Penal de Oberá homologue el monto de pena de prisión, acordado en once años.