Teniendo en cuenta que hoy en día no existe sangre artificial y que sólo se puede transfundir sangre de humano a humano, el acto de donación recibe la calificación de altruismo, generosidad, solidaridad y compromiso, además del hecho de que se da vida en vida, varias veces en la vida.
Para concientizar la importancia de este noble acto, es que este miércoles en Argentina se celebra el Día Nacional del Donante Voluntario de Sangre en recuerdo al médico argentino Luis Agote, que el 9 de noviembre de 1914 realizó la primera transfusión de sangre humana sin coagularse y también en homenaje a quienes colaboran aportando el vital líquido cada vez que alguien lo necesita o de forma voluntaria.
Cuando una persona pierde sangre en gran cantidad por un accidente o una operación, o tiene problemas de salud, puede que sea necesario que reciba una transfusión de sangre. Sin embargo, dado que la sangre humana es una sustancia que actualmente no se puede sintetizar, es necesario extraerla de otra persona, es decir, un donante de sangre.
Pocos países en el mundo tienen organizado un sistema público de donación de sangre, entre los cuales están Cuba, Argentina, España, Uruguay y Costa Rica. En estos países está prohibida la compraventa de sangre, que se considera un recurso público únicamente destinable a instituciones sanitarias para el tratamiento de pacientes y cuya donación es totalmente voluntaria.
En los países en que no existe tal sistema, la donación es realizada por familiares, o se paga para encontrar un donante. Cabe destacar que se considera que una de las ventajas del donante voluntario es que en general representará un riesgo menor de estar contaminado.
El tiempo que transcurre desde la donación hasta su transfusión debe ser el menor posible, estando generalmente comprendido entre doce y catorce horas.
Tras haber donado, la bolsa se somete al proceso de tipaje de la sangre, a través del cual se identifica el
grupo sanguíneo del donante. Tras una primera clasificación, pasa al laboratorio de fraccionamiento y allí se somete a un proceso de centrifugado que permite la separación de cada uno de sus componentes.
Los laboratorios de serología e inmunología serán los últimos recorridos realizados por nuestra sangre. Es aquí donde la sangre es analizada para descartar enfermedades como la hepatitis B, Sida, sífilis
o elevación de transaminasas. A partir de allí, y sólo tras haber pasado los más severos controles de seguridad, la sangre estará en condiciones de servir a un posible receptor.
¿Por qué donar sangre?
Respecto al sentimiento con el que los argentinos asocian a la donación de sangre, el 70% ubica a la
solidaridad en el primer lugar. Un 12% lo vincula con el amor, un 7,8 con la alegría y solo un pequeño porcentaje lo vincula con la desconfianza y el temor (4,3 y 0,5 % respectivamente).
Motivos por los que donarían sangre: un 33,7 lo haría ante la enfermedad de un familiar, un 27% por un amigo o conocido, un 12% lo haría ante una situación de catástrofe y solamente una de cada diez personas lo haría porque dona sangre en forma habitual.