Durante septiembre pasado, los “alimentos y bebidas no alcohólicas” tuvieron un incremento inflacionario del 6,8% mensual en la región del NEA, siendo así la segunda suba más alta de la división en el país, superada solamente por el Gran Buenos Aires, según la última medición del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) sobre el Índice de Precios al Consumidor (IPC).
Dentro de la división, el rubro de “verduras, tubérculos y legumbres”, tuvo el mayor aumento en el NEA (+18,7%); mientras que “aceites, grasas y mantecas” se ubicó en el segundo lugar (+9,9%); seguida por “azúcar, dulces, chocolates, golosinas, etc.” (+9,2%).
Por el contrario, la menor suba se registró, por tercer mes consecutivo, en las “carnes y derivados” (+3,5%). Sin embargo, según remarcaron comerciantes y empresarios del sector, el nivel de incremento de los precios de la carne, que la ubica como la de menor impacto en la región, responde principalmente a la caída del consumo entre los clientes por la asfixiante reducción del poder adquisitivo que golpea en un contexto de profunda crisis económica.
Al ser entrevistado por PRIMERA EDICIÓN, Abel Motte, empresario del sector, contó sobre el nivel de demanda en la provincia que “la carne se va a seguir consumiendo porque es un hábito que prácticamente no se puede reemplazar. Sin embargo, en todos los rubros hay una caída del consumo que ronda el 30% a 40%, menos en los cortes más baratos porque hubo una migración tanto en los cortes de la carne como en las góndolas de los supermercados. Cayeron las primeras marcas y crecieron las opciones de segunda o tercera línea”.
Así, afirmó que la retracción del consumo es una problemática que aqueja “desde el año 2000 por cómo vienen deteriorando la economía los que gobiernan. No solamente la carne no tuvo aumentos sino que registró una deflación de los precios, porque ahora el kilo de asado está más bajo que en diciembre del año pasado”.
“Normalmente, cuando hay un producto que tiene una deflación se debe a dos orígenes, o es por un aumento importante de la producción o por una caída de la demanda. Y en este caso lo que pasó es que cayó la demanda. A esto se suman los mercados internacionales que cayeron, el principal es el mercado chino que se redujo en volumen y en precio”, resaltó.
Al mismo tiempo señaló: “Nosotros que estamos en la última parte de la cadena de valor, llegando al consumo, lógicamente queremos que el precio sea lo más bajo posible para que el consumidor tenga acceso.En estos momentos la carne está a muy bajo precio, pero eso no significa que esté al alcance de cualquier comprador. Al mirar el precio de la carne a nivel internacional, como el commodity que es, nos damos cuenta que Argentina tiene el precio más bajo”.
“Estamos vendiendo a precios más baratos que en diciembre de 2021, pero en esta crisis del poder adquisitivo que tenemos en el país si se vendiera a $2.000 el kilo de asado, que es la inflación que determinan muchos rubros, venderíamos menos de la mitad”, reiteró y añadió: “En el año 2000 un empleado municipal podía comprar 225 kilos de asado, hoy solamente puede comprar 47 kilos, porque cayó mucho el poder adquisitivo. En aquella época un kilo de asado valía dos dólares y hoy a dólar oficial está costando cerca de 7 dólares”.
Por su parte, Gabriel Vidal Rodríguez, asesor de la “Cooperativa de Carne Virgen de Fátima”, comentó a este Diario que “el consumo de la carne está en un nivel regular, si bien tenemos algunos altibajos, todo depende de los cortes, porque cuando hay plata la gente busca un poco más de asado, lo parrillero, pero cuando no hay plata se buscan otros cortes que son más económicos y alternativos dentro de lo que es el novillito, que es la categoría que nosotros trabajamos”.
En relación al precio de la carne sostuvo que “se viene manteniendo desde hace cuatro meses. Es uno de los pocos artículos de la canasta básica familiar que no ha sufrido modificaciones en el precio últimamente.Esto también pasa porque el nivel de consumo ahora está muy bajo”.
“Lógicamente que la carne es un producto que se maneja con la oferta y la demanda. El consumo ahora está bajo, pero paralelamente a esto también, en lo que es la producción, los chinos han dejado de comprar en los volúmenes que venían comprando”, dijo.