El mundo del fútbol está lleno de clásicos, esos partidos en donde no sólo hay en juego puntos, sino identidades y el deseo de ganar como sea. Barriales, de clubes o selecciones, los clásicos dan un condimento extra y atraen a fanáticos que poco tienen que ver con la causa. Pero tal vez el más importante del mundo, al menos a nivel selecciones nacionales, es el Argentina-Brasil.
La última vez que se cruzaron en una Copa Mundial de la FIFA fue aquel recordado partido en Turín en Italia’90. Brasil, puntero en su grupo se cruzó con Argentina, mejor tercero, de mala primera ronda en juego y resultados. Lo que salió en ese cruce fue ese partido insólito donde Brasil mereció todo pero “el Diego los gambeteó y Cani los vacunó”, tal como evocaba la canción himno del Mundial 2014. Y entonces fue 1 a 0 en octavos y eliminación para el scratch.
De ahí en más Brasil impondría su primacía mundial: campeón en 1994, finalista en 1998 y campeón en 2002, para transformarse en pentacampeón.
Pero el gen de este enfrentamiento es muy anterior: de hecho, hoy se cumplen 110 años.
A principios del siglo XX, Julio Argentino Roca -ya retirado de la vida política- mantenía cierto poder y para mejorar los intercambios con Brasil, llevó a la selección argentina de gira en 1908 y 1912.
En la primera visita Argentina jugó 7 partidos, ganó 6 y empató 1. La selección “canarinha” no se había conformado aún, pero hubo un combinado de jugadores paulistas y cariocas que los historiadores de Brasil consideraron como la prehistoria de su selección.
En la segunda gira, ya con Roca designado como “Embajador especial en Brasil” por parte del Presidente Roque Saenz Peña, el conjunto albiceleste fue recibido con grandes lauros y los brasileños, a través del diario “O Jornal do Commercio”, aseveraban que “el triunfo del paulistano sobre el combinado argentino ha iniciado una nueva era de progreso en el fútbol brasileño”.
Nace la selección de Brasil
Bajo el ala de la FBS (Federaçao Brasileira de Sports) se creó en 1914 un combinado nacional para enfrentar al Exeter City, un equipo profesional inglés de la tercera división, que estaba de regreso de una gira por Argentina. La selección nacional fue el máximo escollo de los profesionales ingleses, pero el partido terminó en empate. Los brasileños estuvieron más precisos, y lo derrotaron por 2 a 0.
En septiembre de ese año, con la excusa de formar parte de la Convención Sudamericana de Fútbol, los brasileños llegaron a la Argentina para enfrentar a su selección. El fútbol vernáculo contaba en ese entonces con dos primeras divisiones, producto de una escisión producida en 1912.
Ambos seleccionados fueron reconocidos cuando llegó el momento de unificar las ligas, pero en ese entonces la Federación Argentina fue la encargada de recibir a los brasileños.
El conjunto visitante arribó al puerto de Buenos Aires a las 9 de la mañana del 20 de septiembre y luego de una parada en el Hotel Savoy, fue a la casa de Julio Roca para ponerse de acuerdo qué día estaría en disputa la Copa Roca, donada como símbolo de paz, prosperidad (y negocios) entre ambos pueblos.
El primer partido de la historia entre ambos se disputó el domingo 20 de septiembre de 1914 en el estadio del Club G.E.B.A. (Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires), en la capital Argentina. El triunfo fue para los locales por 3-0 con dos tantos de Izaguirre y el restante de Molfino en un cotejo de carácter amistoso.
El partido por la Copa Roca se disputó el 27 de septiembre de 1914. Esa iba a ser la primera competencia entre argentinos y brasileños con un trofeo en juego.
La cita fue en la cancha de Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires, club cuyo estadio acogió a la albiceleste durante mucho tiempo y uno de los responsables de la división de las ligas en 1912.
A las 15 horas apareció en el campo de juego el conjunto brasileño, vistiendo una casaca blanca con brazaletes azules. De inmediato comenzaron con el peloteo de calentamiento, mientras los 18.000 espectadores aplaudían con entusiasmo. Dos minutos más tarde ingresó Argentina, con una camiseta con listones azules. El trofeo estaba depositado en la Tribuna de Honor.
Era costumbre en aquel entonces el “triple hurra” antes del comienzo de cada partido. El árbitro fue el brasileño Alberto Borgerth, quien luego de los saludos protocolares llamó a los capitanes al centro de la cancha para realizar el sorteo, que estuvo a cargo de José Luis Murature, ministro de Relaciones Exteriores.
Los equipos salieron a la cancha con los siguientes jugadores:
Argentina: Juan Rithner, Diómedes Bernasconi, Carlos Galup Lanús, Ricardo Naón Ernesto Sande, Santiago Sayanes, Juan Lamas, Roberto Leonardi, Antonio Piaggio, Carlos Izaguirre, Francisco Crespo.
Brasil: “Marcos” Carneiro de Mendonça, “Píndaro” de Carvalho Rodrigues, Emmanuel Augusto “Nery”, Sylvio “Lagreca”, Rubens Moraes Salles “Rubens Salles”, Mario José de Almeida “Pernambuco”, Oswaldo “Gomes”, Luiz Bartholomeu de Souza Silva “Bartho”, Arthur Friedenreich, Adolpho “Millon” Junior, Arnaldo Patusca da “Silveira”.
El capitán visitante fue quien ganó el sorteo, eligiendo el arco con el sol a sus espaldas y con ráfagas de viento que se dirigían en sentido de la valla argentina. Los brasileños tardaron apenas 13 minutos en convertir el gol (un tiro cruzado de Luis Salles, tras recibir un rebote de los forwards centrales).
A los 20 minutos de la segunda etapa Argentina llegó al empate luego de que Roberto Leonardi, jugador de Estudiantes de La Plata lograra vencer a Mendonça. Pero uno de los linemen, el argentino Calixto Gardi, el defensor Galup Lanús y varios jugadores mas se acercaron al árbitro para decirle que no convalide el tanto.
El motivo se lo explicó el mismo Leonardi al juez: “No convalide el gol señor juez, porque bajé la pelota con la mano antes de patear”. El árbitro le dio un apretón de manos a Leonardi, anuló gol y los aplausos de todo el estadio se hicieron sentir.
Brasil se quedó con la Copa y aunque el reglamento del mismo decía que quedaría en poder de quien la ganara dos veces, terminó en sus vitrinas porque al año siguiente las ligas argentinas se fusionaron y no se puso más en disputa ese trofeo.
Julio Roca murió al mes siguiente de disputado el partido que tuvo como trofeo una Copa con su nombre. La Copa Roca volvería a jugarse 12 veces hasta su última edición en 1976.
El primer Argentina-Brasil jugado “por los puntos” (es decir, por una competencia oficial y no por un amistoso) tuvo lugar en Buenos Aires el 10 de julio de 1916.
Desde 2011, el enfrentamiento se rebautizó “Superclásico de las Américas”.
Fuente: agencia de noticias Telam (publicado originalmente en 2014)