Un grupo de ciclistas de Posadas dio un giro a las tradicionales travesías y descubrió que además de contribuir con su salud y apreciar el ondulado paisaje misionero, se podía incorporar conocimiento desde otra perspectiva e, inclusive, de escasa difusión en el medio.
Desde hace un tiempo, Ramón Delgado Cano (71), Guillermo Giménez (70), José Molina (59), y Rubén Haurech (76), entre otros tantos que suelen conformar el pelotón, entendieron que se podía, como ellos mismos lo señalaron, “aprender pedaleando”.
Reunidos frente a la escultura de Andrés Guacurarí, donde en oportunidades fijaron como lugar de encuentro, estos vecinos, amigos de la vida, contaron que hace unos siete años, adquirieron unas bicicletas e hicieron el intento de salir a pedalear pero que, por esas casualidades, llegaron a la bicicletería de Rubén Haurech, que fue “quien nos inició, nos habló y nos fue desarrollando en el ciclismo”. Supieron que había llegado el momento de “dejar de pedalear sobre la avenida costanera o alrededor de nuestra casa, y comenzar a salir un poco más hacia el interior, hacia la zona de Profundidad, de Loreto, Santa María, a lugares en los que se ubican las Ruinas Jesuíticas. Empezamos a recorrer, y surgió la idea de plasmar en un texto las experiencias que nosotros adquiríamos a través del ciclismo mientras hacíamos las rutas de los jesuitas”.
Indicaron que “muchas veces quedamos admirados por la gente que hace la Ruta de los Lagos, el Camino de Santiago (de Compostela), o Salta o Mendoza, en bicicleta, y pensamos ¿por qué no Misiones? Más aún porque vemos que nuestra provincia tiene muchos ciudadanos que practican el ciclismo, gracias al auge del Mountain Bike. Nosotros nos adherimos a eso, pero tenemos la facilidad de ir a lugares y a aprender de la historia. Estas travesías, no solamente que nos hacen bien al corazón, a la adrenalina, al compañerismo, sino que buscamos aprender a través de ellas”. Ese es el espíritu que los mueve, y así pedalearon hasta la Basílica de la Virgen de Itatí, a Loreto, a San José, a Santa Ana, a San Ignacio, y a Ruinas, desconocidas para muchos, como lo son las de los Santos Mártires del Japón. “Lo contamos y la gente no tiene idea, cuando nosotros llegamos hasta el lugar en bicicleta. Fuimos a Santa María, y anduvimos por Concepción de la Sierra. La idea es buscar calidad de vida, pero también divertirse, que es lo que queremos incentivar en los más jóvenes”, manifestó Delgado Cano, la pluma del grupo y el editor del libro. A su lado, Giménez apuntó que “a través del ciclismo descubrimos lugares que recorriendo en auto no los veíamos. Acá nomas, en San José, tenemos el Parque Provincial de la Sierra, con sus cascadas, es algo maravilloso. Y nos dimos cuenta que una cosa es llegar en auto, y salir caminando, y otra es ir desviando piedra por piedra, donde te encontrás con un bosque cerrado, con lugares preciosos”.
Delgado Cano, que tiene en su haber numerosos escritos, particularmente sobre historia de Misiones, agregó que en una ocasión “descubrimos que pasando la casilla del peaje de Fachinal existe un camposanto que se llama el cementerio de los paraguayos, que es un vestigio de la Guerra de la Triple Alianza. En Pindapoy había un campamento de una avanzada de los paraguayos que debía atacar a los brasileños, y al costado de la ruta se pueden divisas restos de tumbas. Y eso es una cosa desconocida, es una cosa histórica, no hay carteles indicadores, pero pedaleando uno se da cuenta de su existencia”.
Odontólogo, ya alejado de la profesión, dejó en claro que el ciclismo es un deporte para el que se debe tener un soporte económico, pero “lo que nos llama y nos incentiva es el compañerismo. Es muy importante la preparación, y todo tiene su razón de ser. No podemos salir por salir, se tiene que tener en cuenta desde la vestimenta que se usa, porque uno no se la pone por poner, sino que se mentaliza. Es como los sacerdotes que dan misa, se tienen que vestir de manera acorde, o los cirujanos. Hay salidas que son durísimas. En la última salida a Loreto una de las chicas se deshidrató y había que ir a buscarla en auto”.
Visitaron los vestigios de la Guerra de la Triple Alianza. En el Archivo Nacional de Asunción se conserva documentación manuscrita sobre el campamento Pindapoy, que albergó a10 mil soldados paraguayos.
Las travesías son planificadas. Y rescatan que no cualquier persona puede hacer este tipo de viajes si no está preparada, si no tiene un entrenamiento. Y todos apuntaron a Haurech que tiene una frase de cabecera: “Entrenamiento duro, combate fácil”, que lo acompañó en sus épocas de multicampeón. “Aprendemos de sus enseñanzas. Él nos indica cómo vestirnos, como hidratarnos, está en todos esos detalles, cumple en el grupo una función importante”. Ahora están organizando el recorrido de la Ruta Belgraniana. Para eso, cada integrante lee, aporta datos. “Nos vamos instruyendo para que cuando vayamos a pedalear, tenga otro sentido y nos deje un aprendizaje. Capaz que de otra forma no vamos a aprender, pero sí de esta manera, tomando nota, y transmitiendo. Ahora la tecnología te da tantas posibilidades, sería tonto no aprovechar tamaña oportunidad”.
Recomendable
Giménez siempre jugó al rugby. Es fundador del Centro de Cazadores y de la Unión de Rugby de Misiones. Contó que un día empezó a sentir dolores de rodilla y el médico traumatólogo le aconsejó que dejara de hacer deporte con impacto. “Hacé ciclismo o natación, me dijo, pero no me veía en una pileta” o en el agua, desde que el Paraná tenía otra fisonomía y lo frecuentaba. “Me incliné con el ciclismo, aunque, por la edad, mi esposa y mi hija no querían que me subiera a una bicicleta. Un día me compré una y cuando salí, salió la cadena. Fui a la bicicletería de Rubén, y la segunda vez que lo visito, me dice, me parece que a vos te gusta el ciclismo. No es normal que, a tu edad, insistas”, contó. Conocedor del tema, “me sugirió que cambiara algunas cosas o que cambiara la máquina, porque no sirve. No pensé que me iba a gustar. Dije vamos a cambiar algunas cosas. Para ser sintético, cuento que llegó un momento que lo único que quedaba el cuadro, el resto eran cosas que él agregaba, y pasó a ser una bicicleta muy buena. Pero era rodado 26, así que un día fuimos a un lugar, compró pieza por pieza y me armó una bicicleta fantástica. Hasta que me llegó la locura de la bicicleta Mountain Bike”, comentó.
Con cierto orgullo sugirió que llegó a la bicicleta por el dolor de rodilla (artrosis), y que “hoy no tengo dolores, los superé totalmente. Es que se trata de un deporte sin impacto, que fortalece los músculos, por lo que es muy aconsejable”. Insistió con que es necesario tener estado físico porque “después ya no son sólo las piernas, sino que trabaja la espalda, los tríceps”. Pero también había otras cuestiones. “Tengo 70 años y ponerme una calza por primera vez, me daba vergüenza. Me puse un pantalón encima. Pero un día te das cuenta que lo necesitas porque de lo contrario te molesta, pero, además, por la absorción de la traspiración, como evapora. Aprendés que los elementos de seguridad (casco, lentes, guantes) son fundamentales”.
Molina, que conoce a Giménez de otras actividades, recordó que “me invitó y hace dos años compré la bici, y hace un año pedaleo con ellos. La verdad que, aparte de la actividad física, que es importante, conocí lugares que no hubiese conocido de otra forma, como, por ejemplo, llegar hasta la Cruz de Santa Ana, pero por las calles de tierra, pasar por Cerro Corá, ir hasta a San José donde nos recibieron los guías y nos explicaron de maravillas. Generalmente demoramos porque llegamos a los lugares, recorremos, charlamos, nos relacionamos con la gente. Para mi es una experiencia muy interesante. Además, es una sorpresa, porque no pensaba que físicamente iba a dar lo que di”.
Lo que hay que saber
Haurech explicó que cuando se compra una bicicleta, por lo general, llama la atención el color, la forma, pero la bicicleta “tiene una tecnología, no está hecha de manera rústica sino en una mesa de reglaje. Cuando se compra una bicicleta no hay que buscar un precio económico porque se puede encontrar con una serie de problemas. Hay que fijarse en las cualidades y la calidad con que está hecha. Por ahí el cuadro tiene una determinada calidad, pero los componentes (cambios y demás) son de baja calidad. Tiene que haber una armonía en la mecánica en general. Y de ahí partimos”.
Añadió que una vez que tenemos la bicicleta, tampoco es sentarse y pedalear. “Tiene una medida de altura de asiento, una distancia del asiento al manubrio, para que cuando uno ejerce la palanca, toda la fuerza que se imprime se irradie en la rueda trasera. De lo contrario, se está haciendo una fuerza desmedida y la bicicleta no avanza. Y ese es el motivo por el cual muchos dejan. Salen a pedalear una o dos veces, y se convierte en un sufrimiento, dicen esto no es para mí. En lugar de placer, se convierte en sufrimiento. Por eso, lo que es la bicicleta tiene un factor esencial. Una vez que está calibrada, resulta un placer andar”.
Estamos abocados a la organización del recorrido de la Ruta Belgraniana. Para eso, cada uno lee, aporta datos, nos vamos instruyendo a fin de que cuando vayamos a pedalear, tenga otro sentido y nos deje un aprendizaje. Quizás de otra forma no vamos a aprender, pero sí de esta manera, tomando nota, y transmitiendo estos conocimientos”.
A su entender, la vestimenta no está dada en función del lujo o del aspecto, sino que tiene un porqué. “Las calzas, por ejemplo, tienen una protección en la parte de asiento para evitar paspaduras, irritaciones. Las camisetas son pegadas al cuerpo para evitar la fricción contra el viento, cuando menos obstáculo hay en ese sentido, el deslizamiento es mejor”.
Expresó que la posición también tiene mucho que ver porque después aparecen los dolores de columna, de brazo, de codo, o problemas en las piernas. Es por eso que siempre recomienda, cuando se compra una bicicleta, que “hay que llevar a alguien que entienda del tema para calibrarla, para que la persona que la monte, vaya, en principio cómoda”.
Lleva 50 años de correr en bicicleta. “Empecé a los 14 y dejé hace un tiempo por un accidente en el que se me rompieron tres vertebras y una cirugía posterior que ahora me impide la competencia”, dijo, fundamentando sus puntos de vista.
Todos coincidieron en señalar que Misiones tiene “rutas hermosas para pedalear, lugares insólitos. Tenemos mucha serranía, aunque circulando en auto muchas veces no nos damos cuenta los desniveles que tenemos. La idea es el compañerismo, la vida social, la adrenalina y ejercicio cardiovascular”.