La Reina de Inglaterra, Isabel II, falleció este jueves en el castillo de Balmoral (Escocia), a los 96 años de edad y tras siete décadas de reinado, el más largo de la historia de Inglaterra y de cualquier otra monarquía europea.
La soberana murió rodeada de toda su familia (hijos, nietos y bisnietos) en el habitual retiro veraniego de la familia real británica, uno de sus lugares preferidos.
En los días anteriores a su muerte, el Palacio de Buckingham, residencia oficial en Londres de la jefa del Estado, había anunciado la “preocupación” de los médicos que cuidaban de su estado de salud.
Tras ese anuncio, su hijo mayor y heredero de la Corona, el príncipe Carlos, se desplazó a Balmoral junto a su hijo, el príncipe Guillermo. Pocas horas después, el resto de sus hijos -la princesa Ana, Andrés y Eduardo–se desplazaron también hasta Escocia ante la gravedad de la situación.
El estado de salud de Isabel II había empeorado notablemente en los últimos días, aunque ya desde la muerte de su marido, Felipe de Edimburgo, en la primavera de 2021, su habitual vitalidad se había ido resintiendo de forma progresiva.
Casada durante 73 años con el Príncipe Felipe, la Reina Isabel no dejó “ni un solo momento de servir” a su país, según le gustaba decir a ella misma, y marcó a varias generaciones de británicos y británicas. Considerada la monarca más famosa y conocida del mundo, se había convertido en una institución en sí misma.
Fuente: diario Público (España)