Sacar un libre deuda o intentar pagar una multa, tanto del Sistema de Estacionamiento Medido (SEM) como de fotomultas; o de las actas labradas por inspectores de la Municipalidad de Posadas, para muchos no sólo es una “peregrinación” en el Tribunal de Faltas comunal y algunos despachos municipales. También es el sometimiento a una burocracia inaceptable en pleno siglo XXI.
Cabe destacar que, en muchas ocasiones, las actas no corresponden a los vehículos infractores; no hay comprobación del hecho; o no hay derecho a defensa que obliga a los conductores o propietarios a querer defenderse. En ese derecho, se encuentran con una maraña de idas y venidas, papeles a presentar, sellar, firmar y pagar de acá para allá.
No es novedad que las faltas mayoritariamente no se notifican en tiempo y forma, a pesar de que la Comuna cuenta con una enorme base de datos de los contribuyentes.
Sin embargo, los posadeños se terminan enterando de las multas cuando quieren realizar la baja, transferencia o permiso de conducir para los vehículos. Mucho tiempo después de los plazos procesales que se determinaron para la apelación o defensa. En definitiva, se suelen quedar indefensos y a merced de casi tener que pedir por favor en las oficinas para resolver la situación.
Como si fuera poco, los tres Juzgados de Faltas que funcionan en Posadas están lejos de brindar un buen servicio. Tienen funcionarios que no comprenden el rol que cumplen en la comunidad.
Empezando por las juezas de Faltas, que cuentan con “filtros” en cada mostrador para hacerse negar a dar la cara ante los supuestos infractores.
Son un calco de lo que ocurre con la Justicia ordinaria provincial, donde la conducción del STJ habla de “cercanía” cuando el sistema apenas se moviliza y muy alejado de los ciudadanos a los que debe velar por asegurar una justa determinación.
Atraso tecnológico en la gestión
Buscar un simple papel o constancia, ya sea para el pago de una multa como de un libre deuda porque no se tiene infracción, es tener que perder muchas horas por un sistema que atrasa, y colabora para el destrato de las personas.
PRIMERA EDICIÓN fue testigo ayer en las oficinas de la Justicia municipal de Faltas del maltrato que reciben los que buscan resolver un trámite. Con empleados que parecen “castigados” por tener que prestar un servicio comunitario, al ser puestos en ese ámbito.
Para empezar, no hay turnos online para los Juzgados. Los libre deudas o la averiguación de infracciones deben hacerse personalmente de lunes a viernes de 7 a 13, al igual que los pagos de multas e infracciones. Se atiende por orden de llegada, lo que puede demorar toda una mañana por la gran cantidad de gente que se concentra día a día.
No se aceptan terceros, lo que obliga a una persona a perder horas y horas por un simple papel. En la Comuna capitalina deben pensar que nadie trabaja, ni estudia y que no existen impedidos de movilizarse hasta la sede comunal.
Llegado el turno (no hay que hacer otro trámite ni moverse del lugar porque perderlo implica empezar de cero nuevamente), empieza el pedido de la información.
Cuando se obtiene el acta a pagar, hay que ir a otro piso a hacerla efectiva y volver al anterior para esperar a que llegue la certificación de libre deuda. Si se es “condenado” a multa, más quita de puntos y algún curso comunitario, habrá que sentarse horas hasta que se redacte el fallo, que lo notifiquen y se retire del lugar.
Intentar defenderse ante las tres juezas de Faltas de Posadas (Vanesa Gross en el JF 1; Noelia López, a cargo del JF 2; y Bettina Balbachan del JF 3); obligaría al ajusticiado a “vivir” en los despachos municipales: primero para conseguir ser atendido; después para que uno de los magistrados se digne en recibir al ciudadano y, posteriormente conocer las resoluciones de “sus señorías”.
Similar situación se vive si el SEM emitió una multa por mal estacionamiento. Lejos de poder realizar los pagos online, hay que hacer el mismo circuito personal entre uno y otro piso del edificio ubicado al lado de la Municipalidad de Posadas.
No hace mucho tiempo, en plena pandemia, la Municipalidad de Posadas prometió la implementación de una App y hasta un portal donde poder realizar diferentes trámites sin necesidad de tener que ir de oficina en oficina.
Sin embargo, los años pasaron y la papelización, la burocracia y la falta de empatía con las personas siguen muy vigentes. Ni Gobierno 2.0 ni 5.0 para muchos trámites cotidianos en la Municipalidad.
Concejo y Defensoría, ausentes sin aviso
El Tribunal de Faltas, como poder del Estado comunal, debiera ser controlado por el Concejo Deliberante de Posadas. Es notorio que ningún edil (oficialista o bien opositor) pasó por el peregrinar cotidiano del organismo.
Menos aún, el conjunto de los concejales han creado normativas capaces de transformar el pesado andamiaje de cumplir con el Estado, en un simple y fácil proceder ciudadano. La agenda de los ediles posadeños muestra lo alejados que están de una realidad tan injusta, ocurre a la vuelta de la vieja casona de Bolívar y Rivadavia, a pocos metros de sus oficinas.
Como organismo de contralor, lo menos que debieron hacer es citar a las juezas de Faltas a explicar cómo explican el padecer de la gente y qué hicieron para revertirlo.
Qué decir del defensor del Pueblo, Alberto Penayo. En el rastreo de comunicados de los últimos meses, ninguno alude a un llamado de atención por las condiciones en las que se ven inmersos los vecinos en las dependencias de la Justicia de Faltas.