Se puso en marcha ayer en el Tribunal Penal de Eldorado el juicio oral y público contra un individuo acusado de asesinar de ocho puñaladas en el cuello a José Machado (mayor de edad), quien era su compañero de tragos.
El crimen fue perpetrado la tarde del 3 de noviembre de 2018 en la localidad de San Antonio.
El imputado, Lirio Roque Antúnez, quien actualmente tiene 63 años, fue detenido el mismo día del hecho, en la vivienda que compartía con la víctima, ubicada en el barrio Unido del citado municipio.
En el inicio del debate declararon ante el mencionado Tribunal dos testigos, vecinos del lugar, quienes afirmaron que no vieron el momento del hecho y que por rumores ese día se enteraron que un tercero podría ser el culpable, aunque no habrían aportado la identidad del mismo. Tras estos testimonios se pasó a un cuarto intermedio hasta hoy a las 8.30, cuando sea el turno de prestar declaración de policías y peritos, entre otros testigos que figuran en el expediente.
Durante las jornadas del juicio se ventilará todo lo ocurrido aquella tarde, que por la instrucción de la causa y el auto de elevación se supo habría comenzado con la ingesta de alcohol en exceso por parte de los involucrados. De tal manera, que los forenses explicaron que el fallecido estaba inconsciente por el estado etílico, acostado y boca arriba cuando fue atacado.
Según consta en las actuaciones, aquel sábado 3 de noviembre a las 17, Machado decidió recostarse en una cama de dos plazas ubicada en una de las habitaciones de la casa. Esta circunstancia fue aprovechada por Antúnez, quien tomó un cuchillo marca Tramontina, de 29 centímetros de hoja y 11 centímetros de mango o cabo de plástico, con el cual agredió mortalmente a la víctima.
Caminó 50 metros
En primera instancia, el agresor que también se hallaba en presunto estado de ebriedad (tal como consta en el auto de elevación), le aplicó seis puntazos en el lado derecho del cuello a su compañero de tragos, tras lo cual procedió a darle dos estocadas más en el lado izquierdo.
Fue entonces que Machado reaccionó, se incorporó y deambuló unos segundos por su habitación en busca de unas prendas de vestir y su ojotas, saliendo luego a la calle terrada que pasa frente a la vivienda.
Tras caminar malherido unos 50 metros, el hombre se desplomó boca arriba en una vereda, donde se produjo su muerte por “shock hipovolémico”, generado por una abundante pérdida de sangre y debido a las múltiples heridas de arma blanca que presentaba, indicó la citada resolución. El acusado llegó al presente juicio imputado por “homicidio calificado por haberse cometido con alevosía”.