El Gobierno nacional se prepara para las consecuencias de un nuevo error no forzado con varios episodios bochornosos. La segmentación de subsidios a partir del tipo y volumen de consumo energético viene tropezando desde hace meses.
La iniciativa es la punta de lanza del Gobierno para intentar balancear el déficit y ordenar la matriz energética argentina, pero tiene varias fallas en casi todas sus etapas y la que se avecina ahora, justo cuando debe comenzar a funcionar, parece ser insalvable.
Una treintena de asociaciones de consumidores, Pequeñas y Medianas Empresas y otros organismos anticiparon que presentarán amparos judiciales contra la segmentación por no haber cumplido con las normas vigentes y el fallo de la Corte contra la administración macrista de 2016 que dejó en claro que los usuarios deben tener acceso a una información previa y veraz sobre los ajustes tarifarios.
La Secretaría de Energía de la Nación entiende, o cree que puede escudarse, en las audiencias celebradas en mayo de 2022. Pero el argumento tambalea cuando se advierten las gruesas diferencias entre lo establecido en esas audiencias y lo dispuesto por Economía cuando se anunció cómo sería la segmentación.
Además de la tardía aparición del formulario, cuando ya millones de personas lo habían rellenado hubo un cambio de reglas sin previo aviso que hizo más amplio el recorte de subsidios. La segmentación, como varias de las iniciativas oficiales, se quedó corta de argumentos y ahora habrá que lidiar con las consecuencias.