Si bien el homicidio de la comerciante de 76 años, Justina Pérez Viera, está prácticamente esclarecido, hay líneas que se siguen investigando para terminar de armar el rompecabezas. Por lo pronto está muy claro que el móvil del asesinato fue el robo y que al conocer a la víctima y que ella también a ellos, decidieron “asegurarla”. Así lo reflejó una fuente consultada por PRIMERA EDICIÓN.
Mientras se aguarda que desde la Justicia den a conocer el resultado de la autopsia y que los tres jóvenes de 19 años detenidos por el hecho, dos de ellos hermanos de nacionalidad paraguaya, declaren, la policía busca establecer si efectivamente el robo incluyó dinero.
Tal cual publicó este Diario, en la casa de la mujer se hallaron unos 100 mil pesos y trascendió en las últimas horas, que los delincuentes se llevaron además de la motocicleta, un revólver calibre 32 milímetros niquelado pero se desconoce si sabían que ese dinero existía o no lo encontraron.
El arma homicida en principio ya está en manos de los peritos. Si bien los dos cuchillos hallados en los operativos que acabaron con las detenciones de los sospechosos, deberán ser peritados, hay indicios fuertes que con los mismos atacaron a Justina.
Por otra parte, las mismas fuentes confirmaron que sobre los sospechosos recaen varias denuncias por robos y hurtos, sobre todo en épocas cuando eran menores de edad. La noche anterior al crimen, pudo ser tranquilamente como una de tantas cuando los jóvenes compartían bebidas en las calles del barrio y hasta luego de comprarle a la propia víctima, quien tenía en su domicilio una despensa.
En los próximos días, será clave el testimonio de vecinos, familiares y allegados a la víctima quien hace dos meses vivía sola tras la separación de su pareja, el hombre de 57 años que fue demorado al principio de la investigación por supuestos hechos de violencia que la mujer denunció en su momento. Luego, por disposición del juez Verón, el hombre quedó liberado, aunque supeditado, ya que estaría acreditada su presencia en otro lugar a la hora y día del crimen.
La violencia y la escena con la que se toparon los investigadores y la hija de la comerciante cuando descubrieron el homicidio, el jueves al mediodía, marca que la mujer después de ser herida de varios puntazos buscó la forma de pedir ayuda, pero como se llevaron su teléfono celular, no pudo hacerlo hasta que murió, probablemente desangrada.
Hasta el momento se cree que fue asesinada entre las 5 y 6 de la mañana de ese jueves. El cuerpo fue hallado recién cerca del mediodía de ese día porque su hija se preocupó al no recibir respuestas de su madre ni atender llamadas ante varios intentos de comunicación, algo que no era habitual en ella.
El viernes, cuando se cumplían 24 horas del hallazgo del cadáver, la policía inició una seguidilla de allanamientos, dos en la zona de Garupá y otro en barrio Exhipódromo, que permitieron capturar a los tres sospechosos antes mencionados. Dos hermanos paraguayos con documentos argentinos y un amigo, todos de 19 años.
Además de la motocicleta y sus documentaciones, un arma de fuego, tres celulares y los cuchillos secuestrados, hallaron ropas con manchas presumibles de sangre que serán cotejas con ADN de la víctima y el de los sospechosos.
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