Ocurrió en Buenos Aires, pero como Coco es un mono carayá de nuestra zona, compartimos su historia para que todos tengan en cuenta que no son animales para mascotas.
Los monos saltan, gritan, les gusta ir lejos y subir muy alto. Así es la vida de ellos en su hábitat natural, pero quienes tenían a Coco, en vez que darlo a una fundación lo encerraron en un placard.
Fue tan maltratado que sus extremidades las tiene imposibilitadas y tiene que arrastrarse. También le quitaron los colmillos, seguramente mordía para poder liberarse. Bueno, lo cierto y feliz es que el destino quiso que lo encontraran y poco a poco fue recuperando el brillo en sus ojos.
Su mirada era triste y ahora muestra profundo cariño hacia quienes lo están cuidando.
Lo declararon persona no humana sujeto de derechos, para poder darle una vida digna dentro de lo que se puede, pero tampoco llevarlo a una reserva porque evidentemente necesita ayuda y atención las 24 hs.
Ahora vive en San Isidro bajo los cuidados de Silke Lienhard, voluntaria que le demuestra a Coco que no todas las personas son iguales y que hay más de las buenas.
El Dato: El mercado de comercio ilegal de vida silvestre genera entre 15.000 y 20.000 millones de dólares al año. Argentina.gob.ar. Es el cuarto comercio ilegal mundial.