Cada 3 de agosto se celebra el Día Internacional de la Planificación Familiar, una fecha con la que se intenta explicar a nivel mundial los efectos y consecuencias de no usar los métodos de control de natalidad correctamente.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) pretende que en este día se informe y lleguen a todos los rincones del mundo los métodos y técnicas posibles de utilización que hoy en día existen para evitar que se produzcan embarazos no deseados.
Existe un gran número de métodos y técnicas para conseguir y lograr una eficacia bastante alta de fiabilidad.
Según la OMS, en 2019 (últimos datos disponibles) había 1.900 millones de mujeres en edad reproductiva (entre 15 y 49 años) en el mundo, de las cuales 1.112 millones precisaban planificación familiar. De ellas, 842 millones utilizaban métodos anticonceptivos y 270 millones tenían necesidades desatendidas en materia de anticoncepción.
De esta forma, el porcentaje de mujeres en edad reproductiva con las necesidades de planificación familiar satisfechas con métodos modernos era del 75,7% a nivel mundial en 2019, pero en África central y occidental esta cifra no llegaba al 50%.
Entre 2000 y 2019, la prevalencia del uso de anticonceptivos modernos en mujeres en edad reproductiva casadas aumentó a nivel mundial 2,1 puntos porcentuales: del 55,0% al 57,1%. Entre los motivos de este lento aumento figuran la escasa oferta de métodos; el acceso limitado a los servicios de planificación familiar, sobre todo por parte de las personas jóvenes, con menos recursos y solteras; el miedo a las reacciones adversas, que a veces se han sufrido con anterioridad; la oposición por razones culturales o religiosas; la mala calidad de los servicios disponibles; los prejuicios de usuarios y profesionales contra algunos métodos, y los obstáculos por razón de género para acceder a los servicios.
Los preservativos son el único método anticonceptivo que puede evitar tanto el embarazo como la transmisión de infecciones de transmisión sexual, incluida la causada por el VIH. El uso de anticonceptivos fomenta el derecho de las personas a decidir el número de hijos que desean tener y el intervalo entre los embarazos.
“Garantizar que todas las personas tengan acceso a sus métodos anticonceptivos preferidos refuerza varios derechos humanos, incluidos el derecho a la vida y a la libertad; la libertad de opinión y expresión, y el derecho al trabajo y a la educación, además de reportar importantes beneficios para la salud y de otros tipos”, remarca la OMS.
Además, el uso de anticonceptivos previene en las mujeres los riesgos para la salud relacionados con el embarazo, sobre todo en las adolescentes y disminuye la tasa de mortalidad infantil. También brinda una serie de beneficios potenciales no relacionados con la salud que incluyen mayores oportunidades de educación y más autonomía para las mujeres, así como crecimiento demográfico y desarrollo económico sostenibles para los países.
El concepto de planificación familiar debería de comenzar en las escuelas, donde los niños aprendan desde pequeños educación familiar, el tratamiento de las enfermedades de transmisión sexual así como conocer las técnicas de cómo se debe de evitar un embarazo no deseado.