Los restos del cohete chino “Long March 5B” mantuvieron expectantes a más de una agencia de seguridad y a servicios de vigilancia en los últimos días, debido a que existía la posibilidad de que cayeran en alguna parte de Europa.
La nave espacial pesaba alrededor de 20 toneladas, y viajaba a una velocidad de 28.000 kilómetros por hora. Fue lanzada el pasado 24 de julio para transportar un módulo a la estación espacial orbital china “Tiangong”.
Después de muchas predicciones, los restos del cohete han caído en el Océano Índico, tras una reentrada no controlada en la atmósfera.
Según su trayectoria, los expertos habían estimado que la probabilidad de que este cohete cayese sobre Europa “era prácticamente nula y casi se podía descartar” la probabilidad de que cayera en ese continente, el Mediterráneo o las islas Canarias, si algún fragmento hubiera sobrevivido a la reentrada en la atmósfera terrestre, según explicó Jorge Lomba, jefe del departamento de Espacio del Centro para el Desarrollo Tecnológico e Industrial (CDTI).
Lo más probable es que el cohete se haya desintegrado en su mayor parte cuando entró en la atmósfera y, aunque en un principio la trayectoria afirmaba que caerían en latitudes mas bajas que las de Europa, finalmente ha llegado hasta el océano Índico.
La cancillería china ya aseguró que las probabilidades de que el Long March 5B (Larga Marcha 5B) causase daños tras su caída a la Tierra eran “extremadamente bajas” y había advertido de que “en su etapa final, el cohete vuelve a entrar en la atmósfera y allí la mayoría de sus componentes serán destruidos“.
Antecedente
No es la primera vez que una nave espacial ha sido vigilada por la comunidad internacional. En mayo del año pasado también fue un cohete Long March 5B el que alertó a los servicios de vigilancia de todo el mundo. Éste terminó desintegrándose casi en su totalidad y los restos cayeron en el océano Índico, sin causar daños.
Tres años antes, en abril de 2018, el laboratorio orbital Tiangong 1, que estaba en desuso desde 2016 y que vagaba sin control por el espacio, también fue monitorizado, y luego reentró en la atmósfera terrestre sobre el océano Pacífico sur, también sin causar problemas.
“Hay formas, y así ocurre la mayoría de las veces, de efectuar reingresos controlados en la atmósfera de partes de cohetes que se envían al espacio y, en su caso en el océano, pero hay que guardar mucho combustible para ello, lo que supone una gran inversión”, detalló el especialista Lomba.
Fuente: El Periódico