¿Te resulta difícil delegar? ¿Te pasa que más allá de lo talentosos, experimentados y capaces que sean quienes componen tu equipo, te cuesta delegar tareas importantes?
La delegación es engañosamente simple. No es sólo dar a alguien algo que hacer. La delegación efectiva es un reto, incluso para los líderes altamente formados y con experiencia. La delegación efectiva es esencial, tanto, que termina limitando el potencial para liderar.
Se trata de una de las competencias más importantes, en tanto permite a los líderes alcanzar los objetivos de la organización, trabajando a través de otros.
Si bien en teoría es fácil de entender, no siempre es fácil de concretar.
Delegar permite a los líderes el tiempo necesario para lograr una mirada global que permita dirigir la organización hacia la meta y realizar la planificación y coordinación necesaria para cumplirla. Si como líder, no tenés tiempo y libertad de pensar sobre el presente y el futuro de tu organización, puede que no estés delegando lo suficiente.
Por otra parte, permite descubrir personas palanca, me refiero a esos miembros del equipo, con gran potencial que aún no han podido experimentarlo. Es tarea del líder encontrar tareas que pueden ser efectivamente delegadas, de manera tal de contar con el tiempo necesario para apoyar a estos miembros y formar nuevos líderes.
Cuando se ostenta un cargo de responsabilidad, aprender a delegar funciones es una habilidad clave para optimizar el rendimiento del equipo y el propio tiempo de trabajo, pero no puede hacerse de cualquier modo.
Estos ítems pueden ayudarte:
• Contar con objetivos medibles. Determina los objetivos que querés alcanzar: si ordenás con claridad las tareas y contás con objetivos medibles y posibles de cumplir en un tiempo asignado ya tendrás gran parte de la meta alcanzada, antes de delegarlos.
• Explicar el propósito: delegar no es dar una orden. Necesitas desarrollar con detalle el porqué es importante lo que estás delegando; toma el tiempo necesario para dar todos los detalles que inspiren y motiven a los demás a hacerse cargo a partir de una correcta gestión de acciones y proyectos. Hacelo de manera participativa, genera espacio para preguntas y despejar dudas.
• Acordá el modo de seguimiento para observar el proceso. Propone dos o tres etapas intermedias. Con ellas podrás observar el proceso y conocer caminos alternativos que descubran los colaboradores.
Delegar es confiar y desde ese espacio es posible crecer.