Conectarse con su energía es una bendición. Ese caudal de Amor no puede ser encontrado mágicamente, concentrado en algo o alguien, no podemos limitarlo o enmarcarlo en una forma o persona.
Es una bendición conectar con la resonancia del Amor, es propósito de la vida poder, a través de esa resonancia, encontrar la luz y el Amor en cada persona, en cada acto, en cada amanecer, en los ojos del otro, en las plantas, en los animales, porque el Amor es mucho más que una forma, es una presencia de fondo.
El Amor está en el núcleo mismo del ser. En el inicio de la vida misma, solamente es nuestra actitud la que nos abre las puertas a su resonancia.
Es una bendición conectar con la energía del Amor.
Esa energía está dispersa y se desarrolla en el universo de mil y una formas. Reconociendo y sintiendo esa resonancia se abre una nueva comprensión, una comprensión sistémica.
Cuando vemos esa fuente de Amor infinito en cada átomo, en cada célula, en cada partícula sub atómica del universo nos expandimos, podemos ir de lo micro a lo macro, desde la partícula subatómica, hacia los sistemas planetario, solar y cósmico, para luego regresar de lo macro a lo micro, y volver a nuestro cuerpo donde lo sentimos, lo vivimos en la cámara secreta del corazón, allí se aloja escondido como un átomo radiante de luz, capaz de despertar al llamado del que lo porta.
Somos chispas divinas de luz.
Átomos radiantes.
Polvo de estrellas.