El nivel crítico de las reservas del Banco Central (BCRA) no sólo pone en aprietos al Gobierno. La situación se volvió cada día más delicada para el sector privado.
La imposibilidad para las empresas de poder cumplir con el pago de la mercadería ya entregada por sus proveedores del exterior colocó a las compañías argentinas al borde de un inédito y masivo default comercial.
Las nuevas reglas impuestas por el titular del Banco Central de la República Argentina, Miguel Pesce, a fines de junio al sector importador dejaron a la mayoría de las empresas sin acceso a los dólares necesarios para ingresar insumos desde otros países.
El problema principal ahora no pasa por las dificultades para comprar mercadería y producir, sino por pagar los insumos que ya ingresaron a la Argentina.
Los incumplimientos afectan a firmas de primera línea que justamente tienen crédito de sus proveedores internacionales.
En otras palabras, debido a una relación comercial de larga data les despachan mercadería del exterior y recién tiempo después se giran los dólares.
Pero, desde junio, el BCRA decidió trabar este tipo de transacciones o sólo entrega divisas a cuentagotas, a pocas compañías y por montos muy limitados.
El Banco Central dispuso en aquel momento que las compañías procuren financiamiento de sus proveedores por el plazo de seis meses.
Es decir, que se comprometan al pago recién a los 180 días. Pero las pequeñas y medianas empresas no cuentan con esa facilidad y las grandes empresas están cada vez más complicadas para conseguir ese tipo de facilidades.
Pagos por adelantado
Con el paso de las semanas se fueron flexibilizando algunas opciones, permitiendo achicando plazos de financiación a 60 días para sectores como el automotor o el agro. Sin embargo, el mercado aún está lejos de haberse normalizado.
Este virtual default comercial implica que las empresas se quedarán rápidamente sin crédito del exterior. Eso significa que la mayoría sólo podrá importar si pagan la mercadería por adelantado, complicando aún mucho más el circuito de comercio exterior.
Según informaron las empresas, ningún proveedor estará dispuesto a despachar a su cliente argentino por la incertidumbre relacionada con el acceso a los dólares de su contraparte.
La falta de insumos está complicando la producción del sector productivo. Los faltantes en góndolas y en distintos comercios son cada vez más notorios, lo que a su vez conduce a mayores remarcaciones de precios ante la reducción de oferta.
Por otra parte, las fábricas ya están achicando los horarios de producción y si no hay una solución en breve para el acceso a los insumos necesarios también podrían adelantar vacaciones o comenzar con la suspensión de personal.
Freno en la economía
Aunque todavía no está reflejado en las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), la actividad económica se encamina a un importante freno ante la falta de dólares en el Banco Central y las complicaciones para seguir adelante con la producción.
Según datos oficiales de mayo, el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) registró un incremento de 7,4% en la comparación interanual (ia), y de 0,3% respecto a abril en la medición desestacionalizada (s.e.).
Por su parte, el sector Agricultura, ganadería, caza y silvicultura fue el único que registró una caída en mayo en la comparación interanual: la producción se contrajo 5,3% (ia) y restó 0,8 puntos porcentuales a la variación interanual del EMAE.
Las actividades con mayor incidencia positiva en la variación interanual del EMAE en mayo de 2022 fueron “Industria manufacturera” y “Comercio mayorista, minorista y reparaciones”.
El próximo informe técnico del EMAE con la estimación preliminar de junio de 2022 se difundirá el 23 de agosto.
Si bien la demanda se mantiene relativamente en buenos niveles, el problema pasa sobre todo por la oferta de productos. Aunque las reservas brutas que informa el BCRA rozan los 40.000 millones de dólares, las netas apenas están por encima de los 3.000 millones de dólares, lo que acota drásticamente los grados de movimiento de la entidad.
Mala noticia
La confirmación en las últimas horas que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) no destrabará un préstamo de 500 millones de dólares también es un duro golpe.
Este lunes, el presidente del BID, Mauricio Claver-Carone, afirmó que no habrá nuevos créditos para la Argentina, como reflejo de su dura pelea con el Gobierno en torno del liderazgo de un banco con el que, hasta ahora, el país nunca había tenido un solo problema en sus 63 años de historia.
Las consecuencias de este efecto es el corolario del fuerte pesimismo sobre la Argentina entre los ejecutivos de Wall Street y modifica las proyecciones efectuadas incluso con el FMI respecto a la acumulación de reservas para el 2022. Ahora la preocupación del Gobierno pasa por conseguir que los productores agropecuarios vendan lo que quedó pendiente de la última cosecha de soja.
Sin embargo, con una brecha cambiaria de casi el 150% el incentivo para salir a vender la producción es mínimo. Un sojero recibirá hoy menos de $100 por cada dólar vendido (teniendo en cuenta la retención del 33%), cuando en el mercado la divisa cotiza arriba de los 310 pesos, o sea cobrará una tercera parte de lo que le correspondería.
Caso por caso
El Gobierno y la Unión Industrial Argentina (UIA) comenzaron el punteo para definir las autorizaciones al acceso de dólares a precio oficial para los sectores más sensibles, con el objetivo de sostener la producción y el empleo.
En ese marco, el ministro de Desarrollo Productivo, Daniel Scioli, recibió al titular de la UIA, Daniel Funes de Rioja en la sede de la cartera.
Desde que se hizo cargo del ministerio, Scioli tiene como objetivo asignar de manera quirúrgica los dólares disponibles en el Banco Central para mantener la producción en sectores clave de la economía.
La prioridad es que las divisas vayan a las industrias que generan valor y exportaciones, evitando que sean usadas para acciones especulativas o para que ingresen productos que no sean de primera necesidad.
En las últimas semanas el Banco Central acompañó la labor de Scioli flexibilizando el cepo.
“Urgen las soluciones que permitan continuar los procesos productivos y evitar la ruptura de las cadenas de pago a proveedores y consecuente caída de órdenes de compra imprescindibles para la producción industrial”, remarcó la UIA en su última reunión.
Con información de medios digitales