Algunos en honor a la Pachamama, otros por la tradición de agradecer, pedir salud y prosperidad en los meses difíciles y unos tantos simplemente por imitación, hacen que todavía persista la cultura de beber tres traguitos de caña con ruda el 1° de agosto. Al aproximarse esta fecha tan peculiar, las consultas sobre el brebaje ya comenzaron a surgir hace poco más de una semana. Algunos compran los ingredientes y la preparan y otros ya la adquieren lista.
Los precios de una caña, en envase de 200cm3 van desde los $130 a $200, dependiendo si es de industria nacional o paraguaya, siendo éstas las más habituales que se comercializan en la tierra colorada. Incluso, en ese precio en algunos casos, sobre todo en los puestos del Mercado Modelo La Placita, incluyen la ramita de ruda. En tanto, para quienes quieran comprar la ruda sola, el mazo cuesta unos 150 pesos.
En internet también se ofrece la bebida, en envases similares a unos 600 pesos e incluso más, de acuerdo a la marca de la caña. Por otra parte, en las redes existen recetas para preparar licor caña con ruda artesanal, como así también otros que prefieren tomar la ruda con whisky.
Cambios
Secundina Acosta tiene 85 años y hace 50 que trabaja como comerciante en La Placita. Con la aproximación del 1° de agosto, detalló a PRIMERA EDICIÓN que “la gente se acerca a buscar la ruda y la caña, pero ya no es como antes. Cambió muchísimo, incluso el año pasado fue muy poco lo que había y este año parece que viene igual. Es por la enfermedad que hay, la gente tiene miedo”.
Con respecto a los que mantienen viva esta tradición, remarca que la mayoría de los que se acercan a buscar son los más adultos, “las personas grandes vienen a comprar. Ya tenemos la ruda, la caña preparada que está 200 pesos. Viene caro, cambiaron mucho los precios últimamente”.
Si bien existen los que eligen llevar la bebida ya preparada, otro alto porcentaje prefiere comprar los elementos y prepararlo de manera particular.
“Se debe preparar al menos unos seis, siete días antes del primero, para dejar macerar y se tiene que tomar sí o sí en ayunas, los tres traguitos para que no te agarre la gripe ni ninguna enfermedad”, insistió la antigua comerciante, aunque destacó que tomar la pócima sin estar en ayunas, cumple la misma función de “espantar los males”.
Agregó, que en su caso, ella toma todos los meses no solamente en agosto. “Tres tragos, ya tengo la cañita guardada y cada principio de mes, la bebo. No hace mal tener una caña con ruda preparada de un año para otro, es un poco más fuerte pero no se echa a perder. El sabor es más intenso pero no te agarra nada, a mí ni COVID me agarró”, fundamentó Secundina la efectividad de esta ancestral tradición.
Con más de ocho años en el rubro, Ramón Caballero cuenta que “muchos vienen a buscar con tiempo y otros a última hora. Algunos prefieren la ruda fresca y otros que tenga tiempo de maceración”.
En su caso, como Secundina, tiene la caña preparada y la toma todos los meses para evitar las enfermedades. “Tengo una que me armé cuando comenzó el COVID y gracias a Dios, no tengo ni tuve ninguna enfermedad. Aunque acá (por el Mercado Modelo) lo que nos afecta es el estrés, por los cambios, los precios que no están estables pero después de esto, nada más”, destacó.
Y en cuanto a la tradición en sí, rememoró la antigua frase “julio los prepara y agosto se los lleva, entonces con la caña con ruda se combate eso. Otros por el día de la pachamama, aunque gran número de personas hace la infusión para tomar ese día. Es casi lo mismo que el Caraí Octubre, que es para correr la pobreza”, ejemplificó.
Para Ramón, los más jóvenes “no toman tanto ni se acercan a buscarla o si lo hacen es más como un divertimento. Las tradiciones se fueron perdiendo como las historias a partir del avance de la urbanización como el Pombero, el Yasí”.
Así como esas historias que se van perdiendo, Caballero manifestó la dificultad que representa para los vendedores de yuyos conseguirlos. “Nos traen de Paraguay o de Corrientes. Teníamos algunos proveedores misioneros pero no están trayendo. Las paseras que vienen de otro lado, traen a precio dólar”.
En otro puesto, Rafael, hace unos seis años que trabaja en el Mercado Modelo y cuenta que la demanda es similar todos los años. “El año pasado vendí unas 500 petacas. La gente se acerca una o dos semanas antes a buscar la bebida porque quiere sacar la mala onda. Sin lugar a dudas, es una tradición que se mantiene”, aseguró.
Después de misa
Siempre son muy singulares las intervenciones del sacerdote Carlos Chatelain en las fechas especiales y el 1° de agosto no deja de ser una de ellas.
El párroco ya tiene preparado para compartir con los feligreses, después de la misa del domingo, los traguitos de caña con ruda.
“Soy una persona que valora mucho las tradiciones regionales, en este caso la tradición de tomar el 1º de agosto caña con ruda se remonta a los pueblos originarios, a veces por el clima, la humedad, el frío solían enfermarse muchas personas y también tenían integrantes de sus comunidades con bastante parásitos, entonces tomaban esta bebida para espantar el mal y sobre todo, porque la ruda la tomaban como té que les hacía bien para combatir los parásitos. Entonces combinaban antes, para calentar el cuerpo y también protegerse”.
Más allá de la conducta ancestral que se mantuvo en el tiempo, Chatelain expone que “teniendo en cuenta esa riqueza cultural del pueblo, traté de implementarlo en la misa, cerca de la fecha, como en este caso el 31 de julio, bendigo la caña con ruda y se reparte en vasitos a los que quieran tomar y se respeta al que no desea hacerlo pero siempre entendiendo que más allá de continuar con esta tradición creyendo que espanta el mal, que lo mejor es buscar a Dios, que es la fuente de lo bueno. Por eso se bendice, para que Dios nos ayude a ser buenos, no por tomar la caña con ruda sino viviendo los valores que Jesús nos enseñó”.