Todos venimos con dones o talentos que nos hacen ser únicos, así que te pregunto: “¿sabés cuál es tu don, tu talento, aquello que en cierta forma define quien sos, aquello que en tu más profundo ser te hace especial?”.
En caso de que todavía no lo hayas descubierto te cuento lo que a mi me funcionó, todo empezó con la observación.
Necesitamos observarnos, mirarnos para dentro, sentirnos, ver con los ojos del alma. Al hacer esto estamos conectándonos con la fuente donde están todas las respuestas y a encontrar eso lo podríamos llamar nuestra magia.
Como siempre los colores pueden ayudarte, desde el pensamiento, visualización, meditación y como también el contacto con el color.
En esta oportunidad, el color amarillo será el protagonista, color de nuestro tercer centro energético ubicado dos dedos arriba del estómago, donde reside nuestro propio sol. Este color con toda su luz nos invita a mostrarnos ante el mundo, sin vergüenzas, este color saca nuestra luz, la hace brillar y cuando esto pasa y somos nosotros mismos, estamos abiertos a descubrir más fácilmente nuestros dones.
Una vez que descubrimos eso que nos hace únicos, el amarillo comienza brillar y todo a tu alrededor comienza a cambiar: la creatividad, la energía, la alegría y la gente que te rodea comienza a verte y sentirte distinto.
Todavía hay algo mejor, si tus dones los ponés al servicio de los demás, las recompensas son infinitas, la abundancia entra en tu vida y lo podés corroborar a través de la sincronicidad.
Observación, descubrimiento, servicio, todo esto con un solo color: el ¡amarillo!
Deja que tu luz se manifieste y ¡ama quien sos! ¡Feliz domingo!