La pesca deportiva argentina perdió el pasado viernes 17 de junio a uno de sus mayores referentes. El fallecimiento del profe José Di Carlo (91) dejó un enorme vacío en el Club de Pescadores Olivos, en Buenos Aires, pero también entre todos los pescadores del país que tuvieron la oportunidad de conocerlo.
Todo el bagaje que Di Carlo recogió a lo largo de su carrera deportiva quedaron plasmados en un libro que es de lectura obligatoria para los que quieren iniciarse en este deporte. Y como no podía ser de otra forma, lo llamó “Escuela de pesca”.
Di Carlo fue también un gran maestro. En casi tres décadas formó a casi 3.000 nuevos pescadores en el partido bonaerense de Vicente López. A ellos también les transmitió la pasión por la pesca.
En una entrevista con la revista Aire Libre, Di Carlo contó que su vínculo con la pesca comenzó cuando era muy chiquito y veía a su padre colocar en la zona de Luján una red de bolsas para atrapar pequeños sábalos, fundamentales para dar de comer a sus siete hijos. Cuando fue más grande, en la costa del río Plata se acercó a los pescadores para aprender y al poco tiempo comenzó con una línea de mano, una boyita hecha con corcho y un anzuelito.
En esa época nadie te enseñaba, ibas aprendiendo a fuerza de errores, de equivocaciones y también de aciertos. Así fui sumando experiencia”, recordó.
En 2018 recordó que “hace sesenta años comencé a competir. Me gusta pescar para entretenerme y pasar el día, pero especialmente para competir, para tratar de ganar un torneo. Era el Día de la Bandera de 1959 y mi amigo Luis Domiján me anotó en un concurso representando al Club de Pescadores de San Isidro. Sólo saqué un pejerrey, mientras el ganador sumó treinta. Hacía tanto frío que le pedí que no me invitará más, pero a los treinta días insistió. Fui con una caña de tacuara, de cuatro metros y tres tramos, sin reel, y con el nailon en la mano. Otro fracaso”, contó.
“A la noche medité sobre por qué no pescaba, y empecé a estudiar el tema y a interiorizarme. Fue el inicio de una larga carrera en torneos… Llegué a integrar la selección argentina en algunos viajes a Uruguay, Paraguay, Chile y Brasil; y anduve mucho por el interior.
En el Alto Paraná llevaba carnada para el pacú y piedritas. Como el pacú come frutas cuando están maduras y caen al agua, yo colocaba los anzuelos encarnados bajo estas copas y arrojaba piedras que simulaban la caída de las frutas. Esta técnica me la enseñó el señor Camineros, un guía de Misiones”, recordó.
Entre 1987 y 2017 se dedicó a transmitir sus conocimientos a las nuevas generaciones, primero en el Club Belgrano, en el puerto de Olivos y finalmente en el Club de Pescadores Olivos. “Empecé con dos niños y en treinta años llegué exactamente a los 2.746 alumnos. Tengo la ficha de cada uno”, contó.
El muelle del Club de Pescadores Olivos ya no será el mismo sin la presencia de “El profe”, y los pescadores lo saben.