Hoy tiene 43 años y numerosas obras en su haber. Gustavo Marcos Pintos heredó esta profesión de su madre que hoy tiene 84 años y venía de una familia ebanista. Creció y aprendió viéndola tallar la madera. Luego, a los 8 años creó su primera obra y desde entonces, aprendió técnicas y exploró nuevos materiales de manera autodidacta.
En comunicación con PRIMERA EDICIÓN, Marcos contó que comenzó a trabajar en este rubro en 1998, aunque su pasión por este arte nació mucho antes. “Toda mi vida estuve ligado a esto. Mi madre, Ana María Bogado, se dedicaba a esto, era artesana y tomaba pedidos de santos. Yo comencé a tomar encargos, más o menos hace 24 años”.
En cuanto a su estilo, Marcos detalló que fue forjando el suyo a lo largo de los años. “Mi mamá tenía otro estilo. Cuando empecé copiando como ella lo hacía. Cuando agarré la herramienta ya sabía lo que debía hacer”.
Recordando aquel primer trabajo, cuando apenas era un niño, Pintos rememoró cuando tomaba “leña de la cocina, maderas que encontraba por allí, comencé a tallar y ya me comenzaban a salir cosas”. Su primer trabajo para vender, era una Santa Rita, para un barrio de Montecarlo.
Sus obras se desarrollan tanto en madera como cemento. “Primero hacía sólo trabajos en madera, aunque hace varios años comencé a probar con cemento. Me gustó y lo seguí haciendo”, puntualizó.
Agregó que “cada uno de los elementos tiene lo suyo. Hoy la madera, cuesta conseguir buena y limita el tamaño”.
Sensaciones
Si bien la mayoría de sus trabajos están relacionados a lo religioso también ha tenido otros encargos, como retratos, bustos y orquídeas. “Todos los trabajos tienen lo suyo, aunque el más lindo es el que surge de la propia inspiración. Donde se desarrolla desde una idea que tenés en la cabeza y lo vas plasmando en un dibujo y luego la obra”.
Al describir ese momento de inspiración, Marcos destacó la creación de “Sensaciones”, una de sus obras más destacadas desde su parecer que fue concebida alrededor del año 2010, como parte de una serie de sus trabajos para una exposición, que nunca prosperó.
La misma “es una mujer desnuda arrodillada en la playa. Es parte de una poesía, que relata la vida de una mujer que vivía en una aldea que se encontraba en lo profundo de la selva y todas las mañanas caminaba por la ribera del Paraná y dejaba que las olas la acariciaran, mientras el viento movía su cabellera”.
Además precisó que la idea era generar esa exposición de sus propias obras, “con un conjunto de creaciones, incluso a la mujer parada en un peñasco, descalza mirando el atardecer mientras el sol se dibuja en la corredera del río”.
En cuanto al trabajo de ebanista, Pintos lo calificó como “solitario. Te aísla muchas veces y no es un trabajo cualquiera, a veces alrededor no comprenden lo que estás haciendo”.
María Magdalena
Una de las últimas esculturas creadas por Marcos, se entregará en estos días al municipio de Colonia Delicia y podrá ser apreciada en la parroquia María Magdalena de la localidad.
En cuanto a este trabajo, el artista detalló que la obra le llevó un trabajo de cuatro meses. “Aunque las tareas comenzaron mucho antes. Está hecha en cemento con una estructura de hierro. Esta obra es María Magdalena en el momento en el que ve salir a Jesús del sepulcro, con la mano en el pecho. Vimos una idea y luego fuimos desarrollando la obra, hasta obtener este resultado”.
Experiencia e historia
La pasión por la ebanistería la heredó de su madre, Ana María Bogado. Aprendió de manera autodidacta y su primera obra la talló con apenas 8 años. Sus trabajos se encuentran en numerosos lugares de Misiones.
Inspiración
Marcos Gustavo Pintos sostiene que las mejores obras son las que surgen de la propia inspiración. “Sensaciones” fue una de sus creaciones más preciadas. Representa a una mujer arrodillada en la playa a orillas del Paraná.