Con más de 5,5 millones de toneladas, el 2021 fue un año récord en consumo de fertilizantes, consolidando el proceso de crecimiento que comenzó en 2016, cuando despegó la siembra y cosecha de los dos cultivos que más nutrientes demandan: el trigo y el maíz.
Sin embargo, esa curva ascendente corre riesgo de cortarse este año, por la falta de dólares que sufre la Argentina y que ha llevado al Banco Central y al Gobierno a establecer numerosas restricciones para acceder a divisas o para autorizar importaciones. Esto amenaza con afectar el abastecimiento de fertilizantes, sobre todo para la campaña gruesa 2022/2023.
Así lo remarcaron los directores ejecutivos de la Cámara de la Industria Argentina de Fertilizantes y Agroquímicos (CIAFA), Armando Allinghi; y de la Cámara Argentina de Sanidad y Fertilizantes (Casafe), Federico Landgraf, en el marco de la jornada virtual organizada por la Asociación de la Cadena de la Soja (Acsoja).
Importaciones
El aspecto clave en el caso de los fertilizantes es que el 80% del volumen que se comercializa y se utiliza en los campos argentinos es importado. Así, el año pasado fueron unas 4,4 millones de toneladas que significaron importaciones por más de U$S 2.000 millones.
El obstáculo es que la escasez de divisas ocurre en medio de un aumento del precio internacional. El resultado es que ya en los primeros cinco meses del año, el volumen importado se redujo 12%, aunque el monto aumentó.
“Para poder traer 4,4 millones de toneladas como el año pasado, necesitamos U$S 3.200 millones”, advirtió Allinghi. Es decir, U$S 1.000 millones más, de nuevo, en medio de un contexto de falta de dólares, aunque el agro, que es el sector que necesita los fertilizantes, está haciendo un aporte récord de divisas.
En ese sentido, el directivo de CIAFA pidió recordar que “por cada kilo que aplicamos, son 10 kilos más de granos”, en referencia a la importancia que tienen los fertilizantes para elevar los rindes y, a la larga, mejorar las exportaciones.
Para Allinghi, el Gobierno debería flexibilizar las importaciones como ocurrió en 2020, cuando los fertilizantes tuvieron el mismo tratamiento prioritario que los medicamentos a la hora de habilitar el ingreso desde el exterior, en el marco de la pandemia del COVID-19.
“Las empresas señalan que se van a acabar los montos que tienen habilitados para operar y tienen que ver cómo encaran la campaña gruesa. Y un tema es la financiación: estamos hablando de traer un barco que vale U$S 40 millones, con un plazo de 120 días. Es complejo”, sentenció.