Para poder llegar a la ambulancia que traslada a su hijo de 15 años con una hidrocefalia severa, una mamá de Fracrán se ve obligada desde hace una semana a caminar con su hijo en brazos casi 300 metros porque un vecino cercó su terreno impidiendo el acceso de esta mujer al camino vecinal.
Cándida vive con sus seis hijos, de 18, 15, 13, 12, 9 y 5 años, en el barrio San Alfonso de Fracrán, en el kilómetro 1.008. Según contó a PRIMERA EDICIÓN, todos los vecinos tienen boletos de compra venta de esos terrenos hecho ante escribano, incluido el propietario del aserradero que de un día para otro levantó postes y tejidos frente a la puerta de acceso de su vivienda.
“El camino vecinal sigue estando pero cerró el acceso a este camino desde mi casa, ahora tengo sólo dos maneras de salir de mi vivienda, por atrás, a través de un barrancón que es intransitable para un móvil o alguien que lleva a un chico en brazos, o a través de la casa de un vecino. Para ello, tengo que caminar con mi hijo en brazos casi 300 metros porque la ambulancia lo espera a esa distancia porque es imposible que ingrese por el barrancón. Mi hijo es delgado pero pesa mucho por su cabeza, apenas me aguanta el cuerpo para llevarlo porque tengo problemas de columna y me provoca mucho dolor”, relató angustiada la madre.
Según contó la mujer, ese camino se abrió hace unos 30 años frente al aserradero y para ello cada vecino donó un pedazo de sus tierras. “El propietario del aserradero falleció y quedó su hijo a cargo con quien ya tuvimos otros problemas que terminaron en juntadas de firmas y denuncias por la quema de basura y el humo permanente que nos obliga a no poder abrir las ventanas de nuestras casas, por la batea con veneno donde lava los pinos que está a pocos metros de las casas… vino Bromatología pero después no cambió nada”.
“No podemos salir”
Esta semana, Cándida intentó hablar con el propietario del aserradero pero no lo consiguió, “acá nos conocemos todos, estamos hace muchos años, por supuesto que sabe sobre el estado de salud de mi hijo y la frecuencia con la que tenemos que llevarlo a Posadas, Oberá o San Vicente para seguir su tratamiento. Antes, la ambulancia lo buscaba frente a mi casa pero ahora no podemos salir por ahí porque estamos rodeados por el tejido y tenemos que arreglarnos nosotros para poder llegar hasta la ambulancia”, manifestó.
Por su hidrocefalia, el hijo de Cándida recibe tratamiento médico en forma permanente, “a Posadas vamos al menos dos o tres veces por mes, a San Vicente donde lo ve el gastroenterólogo lo llevo una vez al mes y la próxima semana tenemos turno con el fisiatra en Oberá”.
Según dijo la mujer, acudió con su problema a la Municipalidad de San Vicente (Fracrán todavía depende de ese municipio) pero “ahí me dijeron que no podían hacer nada porque el propietario del aserradero tiene dinero y que la cosa estaba muy fea, esa fue la respuesta que me dieron”.
De este modo, la Municipalidad no sólo no intentó mediar para llegar a un acuerdo entre ambos vecinos y garantizar así el acceso a la salud de un paciente con hidrocefalia, sino que tampoco se responsabilizó de hacer transitable el barrancón para que la ambulancia pueda acceder desde ahí al domicilio de la familia.
Según indicó, su anterior vecino le había sacado un pedazo de su propiedad “nunca di importancia porque es gente muy humilde pero, cuando puso a la venta el terreno, le dije que me devolviera mi parte. Entonces, me propuso darme a cambio la parte de atrás del terreno, para que el día de mañana pueda tener salidas a dos caminos y acepté. El problema fue que al día siguiente que el aserradero compró el terreno levantó los postes y puso tejido, encerrándome en mi propia casa, porque ya no puedo salir al camino vecinal”, explicó.