El sistema límbico es un grupo de estructuras que dirigen las emociones y el comportamiento. La actividad física no sólo sirve para tener mayor resistencia o mejor estado físico sino para estimular al sistema límbico regulando emociones y sus respuestas generan reacciones.
Se regula a través de varios factores entre estos el movimiento que es la magia de generar interconexiones neuronales, que nos permiten pensar, memorizar, analizar mejor.
Hoy con estudios neurocognitivos determinamos las áreas del cerebro que se estimulan y cuáles disminuyen con cada acción física o mental que realizamos.
El estudio de enfermedades neurodegenerativas nos ayuda a determinar qué hacer para evitar el deterioro del sistema nervioso entre estos están las determinaciones más conocidas, pero lo maravilloso es que hoy la emoción se estudia como algo puntual para determinar el deterioro. Entre muchos otros grandes profesionales que se dedican a la neurociencia se encuentran la Dra. Nazarena Castellanos, quien es una de las pioneras en la comprobación del desarrollo cognitivo a través de la alimentación, con el cuidado de la microbiota intestinal.
Comparto con ustedes uno de los textos más interesantes sobre la comprobación de la especialista Nazarena y Antonio Damasio.
“No sólo el cuerpo visceral y los órganos influyen sobre el cerebro y nuestra mente. Las sensaciones de nuestro cuerpo y nuestra postura corporal también”. Antonio Damasio, uno de los grandes neurocientíficos de este siglo dice que nuestro cuerpo sabe lo que la mente aún no se ha dado cuenta. Damasio estudió marcadores somáticos para poner en evidencia que las sensaciones de nuestro cuerpo influyen en nuestra toma de decisiones (1996). La Interocepción (ser más consciente de las sensaciones que vienen de nuestro cuerpo) nos hace ser capaces de regular mejor nuestras emociones y tomar mejores decisiones, de ahí la importancia de tomar consciencia de nuestro cuerpo, de sus sensaciones y su postura.
El cuidado de la postura corporal no sólo tiene evidentes beneficios en la musculatura sino también en la mente. En el año 2014 investigadores alemanes demostraron que el número de palabras negativas que recordamos es mayor cuando estamos en una posición inclinada, encorvada. Pero recordamos más palabras positivas cuando estamos rectos. En 2010, la Universidad de Harvard demostró que una posición de superioridad aumenta la producción de testosterona y cortisol, y la disminuye en una posición de sumisión. Hasta la postura en la que dormimos influye en el sistema de limpieza cerebral (glinfático).
El investigador Yi-yuan Tang de la Universidad de Texas demostró que mindfulness con técnicas corporales originadas en la medicina tradicional china (taichi y qigong) tiene mucho más impacto sobre la mente que las técnicas de gestión de la atención mental (Tang el al, 2017).
De aquí podemos rescatar que la actividad que sana, que previene enfermedades, que ayuda, no es salir a caminar solamente ni ir a un gimnasio, es sentir el aire que penetra siendo fundamental aprender a utilizar la respiración, sus tiempos y acompañarlo con la elongación suave y sostenida de cada pequeño músculo que permite experimentar esa oxigenación que genera emoción.
La interocepción es sentir desde el hígado la ira o desde el hígado el equilibrio, desde los intestinos el digerir o no una situación, desde el colon aprender a soltar. Dice Dalmasio que el cuerpo susurra la emoción y aprender a escucharlo requiere parar, sentir, analizar y equilibrar.
Sin dudas una gran tarea que nos pide; dejar un poco tanto tiempo perdido en la satisfacción rápida de la tecnología mal utilizada y detenernos a valorar y conocer nuestro cuerpo a fin de respetarlo y escucharlo.
Todos queremos estar sanos, vitales, llegar a los 90 años ágiles, lúcidos, autosuficientes, ¿cómo nos estamos preparando? El movimiento es una de las claves que determinan la salud mental y el equilibrio del sistema límbico.
La mejor prevención e parar, escucharnos, comprendernos y elegir qué hacer. Feliz y bendecido domingo lleno de deseos de disfrutar y gozar la vida con el máximo bienestar. A querernos un poquito más.