Vernos como personas que valen la pena, cambiantes, imperfectos, que crecen mental y físicamente. Todos nacimos con el mismo derecho a ser merecedores de excelencia.
Siempre saluda con una sonrisa a las personas con las que te cruzas; cuando te introduces en un nuevo grupo toma la iniciativa de presentarte y dar tu nombre primero, claramente mirando a las personas a los ojos cuando hablas.
En tus comunicaciones cuando atiendes el teléfono, ya sea en el trabajo o en la casa contesta siempre amablemente; cuando haces una llamada siempre saluda y da tu nombre si no conoces a quien llamas por algún asunto de servicios, al hacer esto se subentiende que eres una persona de valor.
Siempre da “gracias” cuando te dan un cumplido sin importar la persona, por ejemplo: “que lindo te queda ese vestido”; no trates de minimizar o exagerar el valor que te dan, la capacidad de aceptar es la marca universal del individuo con sólida autoestima.
No alardees, la gente que proclama sus hazañas y grita para pedir un servicio, en realidad está pidiendo que le presten atención.
Observa “modelos de éxito” personas que han alcanzado sus metas y sueños, que puedas aprender qué hizo y utilizó para tener éxito.
Cuando cometes un error, te sientes ridículo o rechazado, mira qué enseñanza te deja y después de un rechazo mira desde la cosa realizada, no del realizador.
Dedícate este domingo a hacer algo que deseas profundamente, goza el hecho de estar vivo y poder hacerlo, te lo mereces, nunca habrá otro como tú. Siente como una persona maravillosa.