Los griegos estudiaban el comportamiento humano a partir de dos aspectos: el ser y el hacer. El ser manifestado en actitudes y el hacer en acciones, cuya sumatoria decían, compone la vida. Para ellos, la observación de estos actos y actitudes constituía la clave para determinar cuáles hacen a la expansión, desarrollo y plenitud de cada persona y por lo tanto, de la sociedad.
Para los griegos el “hacer” sigue al “ser”, “soy de acuerdo a cómo actúo”, por lo que es el “ser” que determina cómo miramos la vida.
Teniendo en cuenta que no vemos las cosas como son sino que las vemos como somos, los invito a reflexionar sobre la propia mirada de vida.
En este sentido, la persona con una mirada negativa de la vida tendrá una actitud pesimista, la persona con mirada materialista verá cosas, el espiritual verá la presencia divina en cada detalle, el utilitarista se enfocará en el provecho que puede sacar de cada situación y el generoso pensará qué tiene para compartir.
La filosofía griega engloba estas maneras de mirar en dos básicas: una mirada “cuantitativa”: en la que importa la cantidad y una mirada “cualitativa” en la que importa la calidad.
La persona que mira cuantitativamente la vida aprecia el tener y el lograr. La persona que mira cualitativamente: pone el foco en el ser y el aprender. Quienes miran cuantitativamente priorizan el éxito, quienes miran cualitativamente priorizan el ideal de vida.
Por ejemplo, una mirada cuantitativa de la pesca implica ir a sacar peces del agua, todo lo que sea posible y si no saco nada probablemente lo viva como un fracaso. En cambio una mirada cualitativa implica hacer de la pesca un acontecimiento: esperar el pique, ir a la hora del amanecer, los preparativos, el silencio, los pájaros, el atardecer, el mate, etc.
¿Que privilegias en tu vida? ¿Cantidad o calidad?
El secreto no pasa por usar esta distinción para cortar y dividir en malos y buenos sino para integrar poniendo la cantidad en función de la calidad, única manera de asegurar el crecimiento.
Cuando en nombre de la cantidad se desprecia la calidad o cuando en nombre de la cantidad, la calidad se supedita a ella, la experiencia histórica de los griegos enseña que esa cultura se deteriora, y que esa persona lamentablemente no llega a su plenitud.
Para ellos era importantísimo que la cantidad estuviera en función de la calidad y que el tener estuviera en función del ser. Si por tener no soy mejor, no vale tener. La clave pasa por el tener para desarrollar mejor mi ser y ayudar a que otros también lo hagan.
Hete acá la diferencia entre ser competitivo y competente. El competitivo hace para ganarle al otro, el competente intenta ser mejor cada vez.
Los invito a explorar y descubrir los valores que están detrás de cada acción en vuestras vidas y a significarlas poniendo la cantidad en función de la calidad.