Un hombre oriundo de Jardín América fue condenado en un juicio abreviado a seis años de prisión por “tenencia de estupefacientes con fines de comercialización” y tras ser acusado de integrar “la banda del pan dulce”, conocida así por la Policía Federal ya que los involucrados se referían de esa manera a la marihuana cuando hablaban por teléfono, para no ser detectados en las escuchas, indicaron las fuentes.
Se trata de Carlos Luis Díaz, de 34 años, alias “Lucho”, quien el pasado viernes reconoció mediante el mencionado sistema de debate su responsabilidad en los hechos que le imputaron ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal 5 de San Martín, provincia de Buenos Aires.
El acusado, actualmente detenido en la sede del Escuadrón 50 Posadas, se mantuvo durante más de cinco años prófugo, hasta que fue ubicado en Capitán Meza (Paraguay), siendo arrestado y expulsado del vecino país y puesto a disposición de la Justicia argentina.
La captura de la gavilla narco de la cual formaba parte Díaz se remonta a 2015, incluso ya fueron condenados cinco de sus integrantes a seis años de prisión cada uno. Se mantienen prófugos tres de ellos, quienes están identificados y con pedido de captura internacional. La banda era liderada por un funcionario de Gendarmería Nacional, lo que agravó la pena de todos.
Proveedores
Según se desprende de lo ventilado en la instrucción de la causa y en el fallo condenatorio, se supo que tanto Díaz como su hermano, alias “Tortu” y prófugo en la causa, quienes residían en Jardín América, eran los proveedores de la sustancia incautada.
Así, el Informe de la División Falsificación de Moneda de la Policía Federal (a cargo de la investigación), mediante las escuchas se supo que un individuo conocido como Héctor Antonio Rolón (condenado), coordinaba la compra y el traslado del estupefaciente al ámbito de la provincia de Buenos Aires.
De las mismas surgió además que Rolón mantenía comunicaciones con los nombrados y con los destinatarios finales del cargamento (David Jerónimo Giménez alias “Chueco”, también prófugo, y “la gente de Chivilcoy”), respecto de si había “bajado la mercadería” en referencia al material estupefaciente, con cuánto contaban o cuánto le mandaban, su calidad, el medio de traslado y sus costos. A todo esto, a la droga le decían en clave “pan dulce”.
La caída del Gendarme
Según el fallo, los hermanos misioneros proveyeron a Oscar Alfredo Zapata, quien era efectivo de Gendarmería y participaba en el operativo de seguridad “Cinturón Sur”, del material estupefaciente que luego trasladó desde allí entre los días 31 de enero de 2015 y el 1º de febrero del mismo año, a bordo de un Volkswagen Golf.
Dichas sustancias resultaron ser 48,84 kilogramos de marihuana, distribuidos en 87 “panes” que fueron secuestrados el 1º de febrero de 2015 en la vivienda del efectivo ubicada en Bella Vista, provincia de Buenos Aires, más precisamente dentro de dos bolsas de polietileno blancas, con restos de tierra rojiza, que se hallaban en un placard.
Posteriormente el uniformado fue condenado al igual que otros cuatro detenidos, entre los que estaba Héctor Rolón, Osvaldo Oscar Godoy (alias “Lalo”), Rito Alberto Giménez y Sandra Paola Giménez, a seis años de prisión, indicó el fallo.
Actualmente sigue vigente el pedido de captura para David Jerónimo Giménez (alias “Chueco”), Karina Giménez, y Darío Ramón Díaz (alias “Tortu”), según la resolución condenatoria.
La presencia del Gendarme dentro de la organización delictiva agravó la situación procesal de los imputados, tal es el caso de Carlos Luis Díaz, condenado el viernes, quien recibió seis años de prisión por considerarlo coautor penalmente responsable del delito de “tenencia de estupefacientes con fines de comercialización, conducta agravada por haber intervenido más de tres personas organizadas a tal fin y por haber sido cometido con la participación de un funcionario público encargado de la prevención o persecución del ilícito aquí investigado”, según consta en el fallo dado a conocer en las últimas horas.