La Escuela Provincial 65, de la colonia La Sierrita -conocida solamente como La Sierrita-, de San José, fue propuesta como sitio histórico. El pasado 18 de abril cumplió 107 años existencia. En 2018, el licenciado Mario Rivas, docente del establecimiento educacional y especialista en Cultura Guaraní Jesuítica, presentó al Concejo Deliberante de la localidad de San José, el Proyecto Sitio Histórico Escuela Provincial 65 de La Sierrita, que fue declarado de Interés Municipal.
Al escribir sobre la institución, manifestó que fue el colega Pedro Turzak, quien dicta las clases de Huerta, quien lo animó a hacer una oportuna observación: “Me dijo que observara la tirantería del edificio, moldeado con hacha. Se veían claramente las marcas del golpe de hacha para darle forma a los tirantes y columnas de urunday, madera muy dura del lugar. Recién allí supuse que si esas maderas estaban talladas era porque fueron hechas en un momento que no había las herramientas adecuadas, al menos en esa zona, lo que me llevó a pensar que era muy viejo. Y, efectivamente, ni bien me puse a indagar, descubrí que era una construcción de alrededor de 100 años”, comentó.
Consultando a familiares que estudiaron allí, “me constataron que habían tenido clases bajo ese mismo techo. Mi padre había estado allí en la década del ‘50 y mi abuela en la década del ‘30. La directora de esa escuela, Mercedes Domínguez, se mostró muy entusiasmada con la investigación, ya que nos convertía en una de las escuelas más antiguas de la región, colaborando con la búsqueda de información, en compañía de su esposo y colega Gabriel Cipuzak. Gracias a ellos, obtuve valiosa información que sirve de base a este proyecto”, agregó Rivas.
Un poco de historia
A su entender, los lugares “nos cuentan historias que para muchos son invisibles. Esta escuela es una de ellas. La escuela rural 65 tiene más de 100 años, un siglo de vida con mucho para contar. Varias generaciones de alumnos han pasado y algunos de ellos, se han destacado en la sociedad. Estas reliquias deben conservarse, deben testimoniar a las futuras generaciones lo valioso de nuestra historia, lo valioso de estos objetos que construyen nuestra identidad. En esta escuela, por ejemplo, asisten descendientes de guaraníes, de esclavos negros, de desertores portugueses y paraguayos, de inmigrantes. Ya están todos mezclados, pero sus apellidos se mantienen como Techeira, Leal y Yuchechen. Además, está emplazada sobre la ruta provincial 204 que respeta aproximadamente el antiguo camino jesuítico que unía la Reducción de Candelaria con la Reducción de San José. Por la cual, a fines de marzo de 1811, el general Manuel Belgrano cruzó por allí luego de su Campaña del Paraguay. Así que, de alguna manera, este sitio, previamente a la construcción de la escuela, ha sido testigo de la historia de los guaraníes, de los jesuitas, de la Guerra por la Independencia en la región del Litoral, de la Guerra de la Triple Alianza y de la llegada de los inmigrantes, un contexto que le da un valor patrimonial provincial, incluso nacional. Por ello, el proyecto busca hacer visible este sitio a nivel provincial y que sea declarado Monumento Histórico.
Ubicación
La colonia Sierra de San José, pertenece al Departamento Apóstoles y dista de la localidad de San José unos 13 kilómetros.
Monumentos históricos
“El proyecto propone considerarse de valor patrimonial al edificio escolar de madera, al pozo de agua, a la cocina. Aunque debe considerarse de valor patrimonial, a todo el predio escolar, ya que sin el predio dónde están emplazados estos elementos, no tendrían importancia, hasta me animaría a proponer a todo el predio de una hectárea como un conjunto patrimonial”, recalcó Rivas.
Edificio escolar
En 1915, su propietario Ceferino Suárez, lo alquiló al Consejo General de Educación. Años después, el Consejo lo adquirió para sí, tanto el edificio como todo el predio, un sitio de dos hectáreas, y todo lo que había de inmueble en el terreno. Lo más significativo es que toda la estructura, columnas y demás, fue construido a hacha, marcas que pueden verse con precisión en la actualidad. Lo segundo característico es que el edificio sigue funcionando como edificio escolar convirtiéndolo en un “Patrimonio Vivo”, tal como expresó en una ocasión la arquitecta Miryam Ayala.
“El edificio escolar es valioso por varias razones, la principal por su valor histórico. En el Álbum Escolar de Misiones 1816-1916, publicación especial por los cien años de la Independencia, podemos ver un par de fotografías del edificio con la población escolar, referencia incuestionable de su existencia”, continuó. Desde allí hasta el día de hoy, sigue siendo un elemento formativo para todos los pobladores de la colonia.
Tanto que, uno de sus directores, el señor Areco, fue intendente de San José; y uno de sus exalumnos fue un destacado sacerdote, el reverendo. Borovski. El segundo elemento es su valor arquitectónico, estético si se quiere, ya que es un ejemplo de construcción en madera de la época, con pilares y tirantería principal de urunday totalmente tallados con hacha.
También conserva las gruesas chapas de zinc y el cielo raso de tacuara y barro ñaú. Lo único que se ha cambiado de su construcción original, es un par de ventanas que fueron atacadas por las termitas, una pared interna, el piso y una anual pintura. Y, por último, suma al valor estético, al ser una escuela rural de principios del siglo XX, emplazada en el medio del monte, construida con elementos naturales de la región en una ladera de las Sierras del Imán, le da un tono pintoresco al lugar. Paisajísticamente es muy atractivo.
Pozo de agua
También era perteneciente a Don Suárez. Durante mucho tiempo, hasta la llegada del agua corriente a esta colonia, el pozo proveía el agua necesaria para el consumo escolar. Actualmente se encuentra clausurado. El brocal del pozo fue reparado en algún momento, pero todavía mantiene sus ladrillos originales de más de un siglo.
La cocina
Actualmente esa construcción se usa como depósito, pero todavía se puede observar los vestigios de su uso como cocina. Esta cocina funcionó como tal hasta mediados de 1996, cuando fue estrenado el nuevo edificio escolar, construido en el mismo predio, pero sin afectar las edificaciones antiguas.
Según el autor del proyecto, otro elemento a tener en cuenta en la Escuela 65, es el valor ambiental, ya que está, literalmente en el medio del monte, en la zona selvática más tupida de la Zona Sur, emplazada directamente en las Sierras del Imán. Posee dos accesos, el más cercano es la ruta nacional 14, que dista a dos kilómetros. La población más cercana, la localidad de San José, está a 10 kilómetros. En el Álbum Escolar de Misiones 1816-1916, hay una descripción de la zona que se conserva hasta el día de hoy, un registro de la naturaleza imperdible: “en una loma alta, cuyas faldas lindamente onduladas ostentan bellas flores, faldas que atraen y encantan con sus apacibles verdores (…), diversos árboles gigantescos, arbustos, lianas y helechos (…), donde se escucha el dulce canto del zorzal y del chopí, el lamento del urutaú, el aullido del yaguatirica en busca de su presa, la charla del loro y las mil voces de los habitantes de la selva”.
El aislamiento de las zonas más pobladas, le permitió mantenerse tanto tiempo. Es una colonia desde la época de los jesuitas. En esos montes se ocultaron esclavos negros de Brasil, de los cuales aún se conservan apellidos como Leal, Techeira, Leites y Nacimento, los cuales se mezclaron con guaraníes de la época.
Los rostros de los integrantes de esas familias mantienen los rasgos originarios. Mucho tiempo después, a principios del siglo XX, se asentaron en esa zona, los primeros inmigrantes, tales como los Borovski, Poterala y Moroz. Familias que aún subsisten en esa colonia y, cuyos hijos fueron los primeros alumnos de la Escuela 65 y, cuyos nietos, incluso bisnietos siguen asistiendo al mismo edificio escolar. Sin dudas, la escuela y sus alrededores, no sólo son testimonio de una época, sino de varias épocas, testigo inmutable del paso del tiempo que merece ser conservado.