En pleno siglo XXI, envueltos en las redes sociales y en un contexto político y socio económico que no es el mejor en el país, no son pocos los que se deben hacer la pregunta de si el significado de la Pascua cambia de acuerdo al momento en que vivimos, al inexorable avance del tiempo, ¿o es siempre el mismo?
En este Jueves Santo, la FM 89.3 Santa María de las Misiones preguntó acerca de ello al sacerdote Gervasio Silva, párroco de Jesús Misericordioso en Itaembé Miní. “Creo que el significado de la Pascua es siempre el mismo, los que cambiamos somos nosotros, los que recibimos ese mensaje, y por lo tanto cambia el contexto y en ese sentido sí cambia la Pascua”, analizó.
Acto seguido recordó: “No es lo mismo, por ejemplo, cuando nosotros éramos chicos el ambiente en que se vivía un viernes Santo, donde no se podía ni hablar, y si uno se portaba mal no le pegan o retaban y esperaban a regañarte al otro día. Hoy en día todo ese contexto cambió. Pero el significado profundo de las Pascuas, que es la contemplación del amor de un Dios, que nos ama al punto de dar la vida por nosotros eso sigue siendo muy actual”.
Por otra parte, al ser consultado qué haría si una persona se acerca a la iglesia y le dice que quiere comer un asado el Viernes Santo, aclaró que “en el fondo el mensaje Pascual no pasa por si alguien come un asado un Viernes Santo. Incluso, si una persona se acerca a la capilla y dice que se va a reunir con la familia y va a comer carne, creo que el padre va a alentar la reunión familiar, que es lo importante; y no tanto la tradición de comer carne o no”.
A lo que añadió: “En el fondo el mensaje del ayuno de carne tiene un profundo sentido del compartir; no es que yo me privo de comer carne, por el simple hecho de no comer carne. Me privo de comer carne, ya que con la plata que me ahorro lo quiero compartir con una persona necesitada, con una persona que no tiene para comer, que le está faltando y yo le puedo dar una mano”.
Al respecto, de que sugerencias, recomendaciones o consejos daría a los cristianos para resignificar las Pascuas, sobre todo a los más jóvenes, o para quiénes todavía tenemos los recuerdos de la niñez de décadas pasadas sobre este tiempo tan especial, como lo es la muerte y la resurrección de Jesús, dijo que “es sumamente importante centrar la mirada en el amor que Jesús nos tiene. El jueves Santo se celebra el día que Jesús inventó la misa. Que no es otra cosa que el sacramento de la presencia de Dios en medio nuestro. Nosotros creemos que Jesús está presente en la eucaristía en el pan y en vino consagrado”.
Para luego dar paso a otro punto importante y relatar que “Es una exigencia del amor, la presencia. Uno cuando ama alguien quiere estar con esa persona, quiere compartir y el único que va a estar siempre es Dios y nos duele decirlo. Por más mérito que hagamos, por más ganas que le pongamos los seres humanos somos efímeros. El único que está siempre, el único que se queda siempre es: Dios y poder contemplar eso es la presencia de un Dios que siempre te esperando, independientemente del lugar a donde vayas o a donde estés, es sumamente para una persona que necesita esperanza y saber de que alguien está”.
“Se desvirtúa el sentido de la Pascua, al pensar que es simplemente un solo es un determinado cúmulo de ritos que se realizan en esta semana y que no tienen nada que ver con nuestra propia vida. Está bueno de volver la mirada a lo que realmente significa”, remarcó.
Y acto seguido con un todo adusto añadió a modo de reflexión: “Preguntarse este Viernes Santo ¿quiénes son los crucificados hoy? Esas familias que no tienen para poner nada sobre la mesa, que están pasando necesidades; esas familias que están pidiendo justicia y no la consiguen, familias de gente muerta en accidentes de tránsito a raíz de conductores alcoholizados, entre tantos otros; las Pascuas también tienen que llevarnos a mirar cuáles son esas nuevas situaciones que tenemos de crucifixiones que viven nuestra gente”.