De espíritu emprendedor, Perla Machorisk siempre buscó el progreso. Para estudiar en la Capital de la provincia dejó la chacra a los 18 años con el objetivo de volver, pero con un proyecto que le permitiera estar cerca de lo que le hace bien y asegurarse un buen pasar.
Nieta de productores, de hecho su abuelo había sido intendente del paraje Bella Vista en Cerro Corá, pueblo donde vive y cultiva alimentos.
“Siempre tuve el afán de volver a mis raíces, pese a haberme ido tan joven y permanecido más de 15 años en Posadas, para cultivar los alimentos sanos que acostumbraba a consumir en mi pueblo”, contó Perla a Eco y Agro.
La falta de oportunidades laborales en la Capital provincial y la imposibilidad de comer saludable con poco presupuesto también influyeron en su decisión.
El retorno no fue para nada sencillo, había que reconstruir la granja y hacerla producir y crecer, en la actualidad se dedica a la cría de pollos y huevos caseros, además de frutas cítricas, verduras y plantas medicinales y plantas aromáticas.
Hace algunas semanas, la profunda seca y un foco grande de incendio amenazó con destruir el esfuerzo de sus manos, que, afortunadamente, se controló a tiempo.
“Estas últimas semanas estuvimos muy preocupados, lindante a mi chacra se quemaron algunas forestaciones que se consumen rápidamente porque está todo seco. Afortunadamente con las lluvias de esta semana podemos estar más tranquilos”, aseguró al hacerse eco de la problemática que afectó en igual o mayor medida al sector productivo de la provincia.
La ausencia prolongada de lluvias mató las plantas de bananos y otras que se encontraban en brotación. Con alegría, explicó que con la normalidad que empieza a notarse con respecto al agua, la chacra comenzó a reverdecer.
“Los árboles y plantas están volviendo a florecer, eso asegura el alimento de los animales y todo el círculo comienza a girar nuevamente”, afirmó.
Pese a las complicaciones meteorológicas, Perla y su familia apuntalaron el gallinero, porque gracias a la venta de pollos parrilleros y huevos pudieron sostener la economía hasta esperar que cambien las circunstancias y las hojas y cultivos vuelven a reverdecer. Lo sabe todo colono con espíritu emprendedor.