Daniel Malnatti tiene un ciclo en el que durante 10 días experimenta distintas vivencias, así, tiempo atrás vivió con una comunidad mbya guaraní y este jueves puso al aire la experiencia de vivir como un tarefero durante dicho período.
El mate es una de las bebidas más consumidas en el país, de hecho se calcula que cada argentino consume en promedio 100 litros por año aproximadamente. Según datos datos brindados desde el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) , en el 2021 se alcanzó un “récord histórico de producción y consumo interno de yerba mate”
Sin embargo, la otra cara de este sector está cubierta de esfuerzo y sufrimiento de los protagonistas de la producción de yerba mate: los tareferos.
Los encargados de cosechar la yerba han trabajado en pésimas condiciones desde hace muchos años, comenzando por el hecho de que se trata de uno de los trabajos con peor paga. Pero, en definitiva, ¿cómo es el trabajo del tarefero?
Día a día en el yerbal
Las tareas del yerbatero comienzan muy temprano, alrededor de las 4. Luego debe tomar el transporte que lo lleve a los campos, o directamente se traslada en el camión que usará luego para cargar la yerba. Este tipo de traslado es poco seguro y está prohibido, sin embargo, continúa funcionando frecuentemente.
Haga frío o calor, la actividad es siempre agotadora. Los tareferos deben arrancar las hojas del arbusto de la yerba y los troncos más gruesos los cortan con tijera. Luego, las hojas verdes y las ramas las colocan en una tela grande de arpillera.
Una vez que tienen la yerba recolectada, pasan a armar un bulto grande, más conocido como “ponchada”. Cada uno pesa aproximadamente 100 kilos, que luego deben ser cargados en carritos o, a veces, en la espalda.
La jornada es sacrificada porque sólo descansan unos pocos minutos, a la hora de comer. Y es que el yerbatero cobra por kilos de yerba que cosecha, por este motivo el tiempo es fundamental. El día concluye cerca de las 6, cuando vuelven a sus hogares a descansar algunas pocas horas.
La cosecha de yerba se da 6 meses al año. Después, los tareferos quedan 6 meses desocupados cuando cumplen la etapa de trabajo y deben vivir con los pocos ahorros que pudieron recaudar. Para subsistir, muchos se dedican a hacer “changas” de todo tipo.
Lo que recauda el Estado y lo poco que le queda al tarefero
Por cada kilo de yerba verde el trabajador recibe 4 pesos y medio. En una buena jornada de trabajo, el yerbatero puede juntar entre 400 a 600 kilos de yerba. Esto hace un promedio de dos mil doscientos pesos por día. Lo que da un total mensual de 45 mil pesos al mes, alrededor de la mitad de lo que necesita una familia tipo para no considerarse pobre, según el INDEC.
Para llenar un paquete de yerba de un kilo se necesitan 2,5 o 3 kilos de la yerba verde que cosecha el tarefero. Es decir, que quien hace el trabajo más duro en la elaboración de la yerba mate recibe aproximadamente 13 pesos por kilo de yerba puesto en el supermercado. Cada kilo de yerba cuesta entre 400 y 600 pesos. Esos son los números: el cosechero recibe un porcentaje insignificante de la venta del producto.
Sin embargo, ninguno de todos los actores que trabajan en esta cadena de producción se lleva la mayor parte de las ganancias, el que más recauda es el Estado. La plusvalía en todo este proceso se va en impuestos. El 39,3 por ciento de lo que vale un paquete de yerba en el almacén es para el Gobierno, y nada de eso vuelve al cosechero.
Además, generalmente el Estado no los asiste eficientemente en los 6 meses que están sin trabajo. Ni hay programas de capacitación, ni insumos materiales, ni ayuda a las familias de ningún tipo.
Otra de las aristas es el frecuente trabajo en negro. Debido a que quienes están formalizados no pueden percibir ayuda social, por ese motivo el último año aumentó la cantidad de trabajadores que van a la cosecha pero trabajan en negro, para poder seguir recibiendo algún plan de asistencia.
Fuente: Todo Noticias