En la nota anterior fuimos armando los pasos para ser un artista exitoso comparándolo con la metáfora de un árbol, partimos desde la raíz hasta la copa donde las ramas se dividen en tres conceptos diferentes e iguales de importantes.
Observación: El artista no tiene manos prodigiosas, más que ello tiene una capacidad extraordinaria de ver y de poner lo visto en el papel o en el lienzo. El artista ve formas, líneas, manchas de luz o sombra, relaciones entre las diferentes partes de algo, ubicación en el espacio, colores con diferentes saturaciones, matices y valores, etc.
Ejercicios simples te ayudarán a desarrollar la mirada de artista. Observa con atención los rostros de las personas cuando hables con ellas, aprecia las líneas que conforman sus facciones y su grado de inclinación, descubre por qué se generan determinadas sombras como resultado de la anatomía particular de ese sujeto, establece relaciones entre la ubicación de cada parte.
Al estar frente a un paisaje, analiza los diferentes colores según la distancia de los objetos, ¿Ves de igual color las montañas lejanas que las cercanas?, ¿Ves tantos detalles en los árboles lejanos como en los cercanos?, ¿Dónde se ubica el sol y cómo se proyectan las sombras?
Hay que aprender a ver con los ojos y no con los recuerdos del cerebro.
Curiosidad: Definitivamente los artistas más curiosos son los que han sobresalido del resto. Ellos se atrevieron a experimentar cosas diferentes, nuevas formas de pintar, nuevos matices, nuevos materiales, nuevos temas, nuevos estilos. El miedo a probar algo limita muchas veces el éxito de un pintor. Por ejemplo, el miedo a poner colores muy oscuros en las sombras o colores muy claros en las luces hacen que las pinturas de algunos principiantes parezcan opacas y sin vida. Si bien algunas reglas básicas de la técnica de pintura se deben aplicar para asegurarnos la buena conservación de los cuadros (y esto es relativo), hay otras reglas con las que podemos jugar y preguntarnos ¿Qué pasaría si hago esto o aquello?
Puedes hacer muchos experimentos utilizando soportes baratos y pinturas que te sobren en la paleta, para que el miedo a gastar un buen lienzo o unos buenos colores no te limite el entusiasmo.
Ya que hemos partido diciendo que el fundamento es la pasión por la pintura, entonces deberás divertirte cuando pintes, deberás sentirte como jugando con los materiales. Pero ten siempre claro que no todos nuestros experimentos y juegos los llamaremos “Arte”, como han pretendido hacer algunos “pintores abstractos”. El Arte Abstracto tiene todo un aprendizaje y desarrollo y no se ha de confundir con rayas, manchas y pintura arrojada al azar.
La curiosidad también implicará que investigues sobre el trabajo de otros artistas, que visites exposiciones de arte y museos, que mires videos de buenos pintores, buenos libros, etc., y que se despierte en ti el anhelo de querer entender cómo se pintaron las obras que más te gustan, y más aún, si el pintor todavía vive, tratar de contactarlo.
Inspiración: Aunque la inspiración por sí misma no la puedes obligar a surgir, sí puedes propiciar ambientes, estados y situaciones que favorezcan su expresión. Por ejemplo, escuchar música que te guste y en especial música clásica (activa zonas superiores muy profundas en nuestro interior), ir a un lugar que te llene de tranquilidad, realizar actividades que te agraden, ver imágenes hermosas, ver obras artísticas de otros pintores, e incluso meditar dejando a un lado el bullicio razonativo de la mente para que en el silencio pueda surgir la sorprendente y tan aclamada musa inspiradora. Con esta facultad vendrá la imaginación y con ella la creatividad que es tan valorada en las expresiones artísticas.
Ya con estas tres ramas frondosas y bien desarrolladas nace el tan preciado fruto del talento, que llevará al artista de manera natural a encontrar su estilo particular y consolidarse como un artista exitoso.
¿Todos los pintores famosos han recorrido este camino?: No, no todos han hecho crecer el árbol de esta manera. Hay grandes genios de la pintura que nacieron con el talento a flor de piel, que necesitaron tan sólo unas cuantas instrucciones de un tutor. Otros por su parte no tenían ni talento ni práctica pero sí mucha suerte, capacidad de mercadeo o posición social y lograron hacer muy populares sus obras. Pero la gran mayoría han forjado sus habilidades artísticas a través de muchísimas horas, días y años de trabajo constante, disciplinado y enfocado en objetivos.
Son muchos los aspectos no visibles que hay detrás del éxito de un artista, pero si te enfocas en los que te comenté podrás llegar muy lejos y ver logradas muchas de tus aspiraciones. No importa el objetivo que tengas, si es sólo para pintar algo para tu casa, para entretenerte en los tiempos libres o exponer en las mejores galerías, siempre deberás tener presente todos estos aspectos para mejorar los resultados.