A modo de aclaración: No me interesa la emoción en sí misma, es decir, el amor, la felicidad, la ira, la envidia, en sentido estricto. Lo que me interesa es que a partir de esa emoción llegue la reflexión. Intelectualmente, la emoción sin más, no me interesa; todo lo que tengo adentro es mucho e intenso, toda la pasión, toda la injusticia, mi capacidad de reflexión, todo el bullicio de sentimientos; puedo decir que hoy no tengo que callarlo como muchas mujeres tuvieron o tienen que mantenerlo en silencio, porque no está permitido o porque no se pueden dar el lujo de hacerlo.
La historia del pensamiento femenino viene desde muy antiguo. En el siglo XXI ya no es posible escribir historias que no incluyan referencias de la existencia de las mujeres como agentes del cambio histórico y como objeto de consideraciones políticas.
Es importante entender cómo la diferencia sexual afecta la escritura de la ciencia en cuestión; conceptualizar y escribir historias de las mujeres no termina con el problema sobre su invisibilidad, sino que marca el inicio para una mayor reflexión.
Hablamos de historia de las mujeres y no de historia de la mujer, pues no tiene una existencia histórica concreta. A través del tiempo, las mujeres han vivido de manera casi desapercibida en las más diversas circunstancias. Son sujetos de una historia propia, compleja, diversa y contradictoria, que sólo podrá comprenderse mediante un análisis que, sin pasar por alto la experiencia de las mujeres, las vincule con los procesos históricos mundiales.
La originalidad de la historia de las mujeres se encuentra en el tipo de preguntas como: ¿cuáles son los procesos que llevaron a considerar que las acciones y derechos de las mujeres se pasarán por alto, o que fueran relegados a un terreno menos importante? ¿Tendríamos que concluir que una mujer produce una historia diferente de la de un hombre? Son preguntas que hacen visibles a las mujeres como sujetos históricos inmersos en una circunstancia particular que las conforma, a la vez que ellas actúan sobre la misma.
Algunos detalles son gestos cotidianos, como ponerse unos pantalones. Otros, expresiones de derechos legales que las mujeres lograron tras largas batallas políticas y sociales.
Los derechos de la mujer han sufrido vaivenes históricos, avances y retrocesos, en el largo camino hasta llegar a la situación actual, que para muchos todavía está lejos de ser perfecta.
Vamos a hacer un repaso de algunas de las cosas que las mujeres no podían hacer hace 100 años en la mayoría de los países occidentales y en la actualidad son considerados derechos en muchos de ellos.
1. Vestirse con libertad.
2. Votar.
3. Participar en las fuerzas armadas.
4. Divorciarse.
5. Abortar con amparo legal.
6. Administrar sus propios bienes en el matrimonio.
7. Ejercer el derecho a la planificación familiar.
8. Manifestar sus emociones sin temor a ser juzgadas.
¿Increíble, no es cierto?