Los soldados rusos tomaron este jueves el control de la central nuclear de Chernóbil, escenario del desastre atómico en 1986, según informó el Gobierno ucraniano en medio de los avances de la incursión terrestre ordenada por Moscú.
“Después de este ataque absolutamente insensato de los rusos, no es posible decir que la planta nuclear esté a salvo. Esta es una de las mayores amenazas para Europa actualmente“, indicó Mijailo Podoliak, consejero en jefe del despacho del Presidente.
Horas antes, el Presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, había informado que militares de su país estaban “sacrificando sus vidas” para evitar perder el control sobre la antigua planta nuclear ubicada a 134 kilómetros de la capital Kiev.
La importancia de este enclave es que está a tan solo 17 kilómetros de la frontera con Bielorrusia -país aliado de Vladimir Putin- y en el camino más corto entre territorio bielorruso y la capital ucraniana, Kiev: apenas 70 kilómetros, es decir, a la mitad de distancia que por territorio ucraniano. Así, pese a la complejidad del terreno (por tratarse de una zona pantanosa y boscosa), podría suponer la vía más rápida de invasión de Rusia a Ucrania.
Por otra parte, un asesor del Ministerio del Interior, Anton Gerashchenko, alertó de que, en caso de que sufra daños la instalación donde se almacenan los desechos nucleares, el material radioactivo podría extenderse también por países de la Unión Europea, consignó la agencia de noticias Europa Press.
La central nuclear de Chernóbil sufrió el 26 de abril de 1986 el mayor accidente de la historia de la energía nuclear tras registrarse la explosión del reactor.
Durante años se realizaron gestiones con el Gobierno de Ucrania para cerrar definitivamente la instalación y el último de sus reactores se paró en el diciembre del año 2000. Cuarenta países de la comunidad internacional se comprometieron a reunir los fondos para construir una barrera de protección en el reactor, cuyo costo alcanzó los 2.100 millones de euros (unos 2.300 millones de dólares).
El conocido como “Nuevo Sarcófago de Seguridad de Chernóbil” (NSC) supera las 30.000 toneladas de peso en forma de bóveda que retiene aún gran radiación. Oficialmente fue entregado por la Unión Europea a Ucrania en julio de 2019, después de 12 años de construcción a través de un consorcio de empresas.
La estructura que protege Chernóbil tiene 108 metros de altura, 162 metros de largo y 257 metros de ancho y sus cimientos descansan sobre un volumen de 20.000 metros cúbicos de hormigón y se ha diseñado para que evite la filtración de radiación al menos 100 años más.
Su misión es dar una solución definitiva a las más de 100 toneladas de uranio y otros materiales radiactivos que el accidente liberó.
La bóveda está cubierta por paneles de acero de especial resistencia y en su interior oculta una cámara de aire de doce metros de espesor que incorpora un sofisticado sistema de ventilación que minimiza el riesgo de corrosión, mantiene la humedad relativa de la instalación en torno al 40% y permite recircular unos 45.000 metros cúbicos de aire por hora.
La bóveda es lo suficientemente larga como para albergar dos Boeing 747 o la estatua de la libertad y tiene la capacidad para resistir un terremoto de magnitud 6, un tornado de categoría 3, con vientos de 254 a 332 kilómetros por hora, y temperaturas extremas que van desde los -43ºC hasta los +45ºC.
Fuentes: agencia Telam y diario 20 minutos