¿Es posible hacerse rico invirtiendo en Bolsa o en criptomonedas siguiendo las recomendaciones de supuestos expertos en redes sociales, como Facebook, TikTok, YouTube, Instagram y Twitter? Eso deben creer los seguidores de los denominados “finfluencers”, personas que viralizan contenidos financieros a través de todo tipo de redes sociales y sobre las que ya se están produciendo serias advertencias por los supervisores del mercado porque pueden provocar daños graves en los bolsillos de sus followers.
La pandemia fue el caldo de cultivo para que los pequeños inversores se lanzaran a la Bolsa. Tratar de ganar dinero rápido, con unos clics, se convirtió en una moda que tiene su contrapartida en una especie de trabajo: el del finfluencer, ciertamente bien remunerado, con ganancias anuales que llegan a los 500.000 dólares, según Bloomberg.
Según un informe del coordinador europeo de los mercados de valores, “se observa una creciente dependencia de los medios sociales en el contexto de la toma de decisiones financieras por parte de los particulares”, avisa el organismo en un informe sobre finanzas digitales fechado el pasado 31 de enero.
Un riesgo para la estabilidad financiera
Un gran problema es que, en la mayor parte de las ocasiones, no existe una firma detrás del finfluencer, sino que estos son los únicos responsables de sus recomendaciones.
Pero la Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA, por sus siglas en inglés) advierte de que seguir las recomendaciones de inversión en las redes sociales no solo es un riesgo individual: “El creciente uso de las redes sociales y su influencia en los procesos de toma de decisiones financieras puede plantear varios riesgos para la protección de los consumidores, la integridad de los mercados financieros y, posiblemente, la estabilidad financiera”, indica.
“He visto varias veces en mi vida a una persona que recomendaba comprar algo solo porque él lo había adquirido previamente y, cuando todos los seguidores compraban y el precio subía, él vendía secretamente sus acciones antes que los demás y obtenía beneficios a costa de ellos. Y, por supuesto, cada vez que hemos visto eso, dicha persona fue multada y sancionada, ya que esto es una violación de las reglas del mercado”, remarca el coordinador de ESMA.
Por ello, la entidad diseñó una especie de “manual” para participar en redes sociales hablando de finanzas. El usuario deberá revelar su identidad, describir sus fuentes, distinguiendo hechos, interpretaciones y objetivos de precios; incluir la fecha y la hora, y cualquier conflicto de interés.
Si es habitual que la persona realice esas recomendaciones, deberá resumir además la metodología utilizada, las actualizaciones previstas, las recomendaciones anteriores…
Fuente: Cinco Días